Pensamiento, imaginación y lenguaje
Por: Antonio Orozco | Fuente: arvo.net
Es de suma importancia, para entender en lo posible las cosas espirituales o sobrenaturales, comprender las relaciones entre pensamiento, imaginaci? lenguaje.
Pensar es una cosa, imaginar es otra. Lo que pensamos y decimos puede ser, y a menudo es, totalmente distinto de lo que imaginamos o de la representaci?ental que lo acompa?br>
Lo que indicamos puede ser verdadero mientras que la pintura imaginativa es completamente falsa, y lo sabemos. La imagen mental no s?es diferente a la realidad, sino que es reconocida como inadecuada, al menos despu?de alguna reflexi?br>
Cuando digo "se me parte el coraz?uando te veo llorar", ni yo ni nadie piensa que se me est?artiendo f?camente esa v?era que tenemos entre pecho y espalda.
Si me nombran Madrid, sin m? autom?camente me represento sencillamente el Museo del Prado, la Puerta de Alcal? el paseo de Castellana invadida por innumerables coches dispuestos a atropellarme. Pero yo s?ue Madrid no es eso. Pero es la imagen que acompa? facilita mi pensamiento. Y s?ue Madrid es mucho m?que lo representado.
Cuenta C.S. Lewis (en Los milagros) que en cierta ocasi?na madre dijo a su hija peque?ue si tomaba unas tabletas de aspirina se morir?
-¿Por qu?No es veneno.
-¿C?sabes que no es veneno?
-Porque cuando partes las aspirinas no salen aquellas horribles cosas rojas
La ni?cuando pensaba en veneno, pensaba en una terribles cosas rojas, porque seguramente la primera vez que su madre le habl?l veneno que mata se refiri?alguna cosa de color rojo.
La ni?sociaba veneno a cierta cosa roja y no distingu?lo pensado de la imagen. La diferencia con mi caso (la imagen del madrile?aseo de la Castellana como amenaza de mis seguridad vital), est?n que mi imagen no es adecuada y lo s?en cambio, la ni?o sab?que el veneno y la imagen de "cosa roja" no se corresponden necesariamente. Pero no es que fuera falso o sin sentido todo lo que pensaba o dijera la ni?obre el veneno. Conoc?muy bien que todo lo que era veneno pod?matar o causar una grave enfermedad.
Si la ni?dvirtiera a una visita: no beba esto, porque mam?ice que es veneno, y la visita se riera porque "esa ni?iene una idea primitiva del veneno, que mi conocimiento cient?co ha superado (¡el veneno no es una cosa roja!)", el que cometer?un grave error no ser?la ni?ino el visitante.
Por tanto:
1. Nuestro pensamiento puede ser correcto aunque la imagen que la acompa?ea inconscientemente falsa.
2. El pensamiento puede ser correcto en ciertos aspectos, a la vez que la imagen que lo acompa?o s?sea falsa, sino tenida err?mente como verdadera.
PENSAMIENTO Y LENGUAJE: LAS METFORAS
Siempre que pensamos en cosas que no se pueden ver, o? tocar, en una palabra, percibir (sensorialmente), no podemos evitar hablar de ellas como si pudieran verse, o?e o percibirse de alg?odo. Lo cual nos sucede muy a menudo. Por ejemplo, cuando hablamos del "coraz?como sede de nuestros afectos. Todos hemos visto unas pegatinas que ponen "Yo (el dibujo esquem?co de un coraz?Valladolid".
La Sagrada Escritura utiliza la palabra coraz?ara expresar la sede de los afectos, decisiones, buenos y malos pensamientos, etc. El coraz?uele indicar la persona. Todos sabemos que el coraz?s una v?era musculosa, que no puede hacer nada de eso. Sin embargo lo utilizamos como imagen que nos facilita expresar lo m?profundo de nuestra personalidad. Se trata de una met?ra.
Otro ejemplo, para referirnos a nuestra actividad mental: -"Ya he cogido la fuerza de tu razonamiento". El verbo coger aqu?s metaf?o. Los razonamientos no se "cogen" como las cerezas o una pistola. Se coge lo que sea con las manos. Sin embargo en ning?omento hemos pensado que el razonamiento pueda empu?e como una pistola ni que nuestra inteligencia tenga manos .
Para evitar el verbo coger, podemos utilizar en verbo "ver", o "seguir el razonamiento". Pero no nos imaginamos que vamos andamos detr?del interlocutor a lo largo de un camino. A estos procedimientos ling?icos tan familiares, los gram?cos los llaman met?ras. Lo utilizan con profusi?os poetas y oradores. Pero ser?un grave error pensar que son un mero elemento decorativo del que se pueda prescindir fuera de la poes?y de la ret?a. Si hablamos de cosas no perceptibles por los sentidos, forzosamente debemos emplear met?ras. Los libros sobre psicolog? econom?o pol?ca est?llenos de met?ras. Cualquier fil?o est?onvencido de que no hay otra manera de expresarse.
C. S. Lewis deduce tres principios orientadores:
1) El pensamiento siempre va acompa? de im?nes.
2) No es lo mismo el pensamiento que la imagen que lo acompa?r>
3) El pensamiento puede ser correcto en lo fundamental, a?uando las im?nes que lo acompa?sean tomadas como verdaderas por el sujeto pensante (lo sean o no).
A. Todo aquel que quiera hablar de cosas que no pueden ser percibidas por los sentidos (vistas, o?s, tocadas), inevitablemente tiene que hablar como si de hecho pudieran ser vistas, o?s o tocadas.
B. La mera presencia de im?nes mentales, por s?isma, no dice nada sobre lo razonable o absurdo de los pensamientos que los acompa? (Si las im?nes absurdas supusieran pensamientos absurdos, todos estar?os pensando insensateces de continuo)
C. Las im?nes no deben ser identificadas con aquello que se piensa.
D. Por tanto tampoco deben ser identificadas sin m? con aquello que se cree.
Todo esto es preciso tenerlo en cuenta cuando se habla de las cosas de Dios, que nos ense?a Sagrada Escritura, la Tradici?el Magisterio de la Iglesia.
Se puede representar a Dios Padre como un anciano con largas barbas blancas, para significar la eternidad. Pero es una imagen absolutamente falsa. Sin embargo, el pensamiento de que Dios es anterior al universo es verdadera. San Agust?dice que Dios es el m?joven de todos.
Que Jesucristo est?entado a la derecha del Padre es una imagen que acompa?uestra idea del poder que comparte el Hijo con el Padre. Es una imagen falsa, porque el Padre es puro esp?tu, no tiene brazos ni manos, ni derecha ni izquierda.
No se puede identificar la fe, ni juzgarla sobre la base de las im?nes que utilizamos para utilizar lo que no se ve ni se percibe. C.S. Lewis se pregunta: ¿No ser?mejor cortar por lo sano de una vez todas esas im?nes mentales y el lenguaje que las fomenta? Y responde que esto no es posible. Quienes lo pretenden no advierten que cuanto intentan evitar esas im?nes humanizadas de Dios (antropom?cas), lo ?o que logran es sustituirlas por im?nes de otro g?ro.
"Bajar a la tierra", "subir al cielo", son im?nes de movimiento vertical, pueden tener un sentido metaf?o. Pero ser?rid?lo sustituirlas con im?nes de movimiento horizontal. «Podr?os hacer nuestro lenguaje m?aburrido, pero no m?literal» (Lewis).
En la Sagrada Escritura encontramos a Dios como viviendo en las alturas «en el excelso y santo lugar»; aparece como habitando localmente en el cielo, pero a la vez nos dice que ? «lo hizo» (Gen 1,1).
Dios aparece «en la semejanza y como la apariencia de un hombre» (Ez 1, 26). Y tambi?nos encontramos la advertencia: «tened mucho cuidado de vosotros mismos; puesto que no visteis figura alguna el d?que Yahaw?s habl? el Horeb de en medio del fuego, no vay? a prevaricar y os hag? alguna escultura de cualquier representaci?ue sea» (Deut 4, 15-16).
"Yo no creo en un Dios personal", dicen algunos. Esto es un antropomorfismo, una proyecci?n Dios de lo que yo soy; pero Dios es totalmente distinto de m?Yo creo en una gran fuerza espiritual. Ya han introducido una imagen de vientos, oleajes, electricidad, gravitaci?etc. "Yo creo que todos somos partes de un gran Ser que act? trabaja a trav?de todos nosotros". ?te se ha limitado a cambiar al imagen de un hombre paternal y majestuoso por la imagen de un gas o fluido que se extiende indefinidamente. "Yo creo que Dios es la sustancia perfecta". Pero alguno se imaginaba la sustancia perfecta como un inmenso pastel de tapioca. Y para mayor inri, aborrec?la tapioca.
Las im?nes que utilizadas por la Sagrada Escritura a m?de uno pueden parecer absurdas, pero m?absurdas son las que utiliza el pante?o, o el materialismo cuando imagina la materia como un gran animal viviente en evoluci?Las im?nes de nieblas informes y fuerzas irracionales que cautivan la mente cuando se piensa que nos estamos elevando a la concepci?e un Ser absoluto e impersonal son mucho m?falsas.
El antropomorfismo es mucho m?acertado que el impersonalismo. Al fin y al cabo el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. Y aunque sabemos que Dios es m?desemejante a nosotros que semejante, alguna semejanza existe entre Dios y el hombre. Y por eso el Verbo pudo hacerse hombre y no cualquier otra criatura de este mundo.
Lewis considera demostrado que las palabras no comenzaron por referencia a objetos f?cos y despu?se extendieron metaf?amente a emociones, estados de la mente y cosas semejantes. Por el contrario, los que llamamos ahora significados «literal y metaf?o», se han desgajado ambos de una antigua unidad de significado que no correspond?a ninguno de los dos. Por eso es un error pensar que el hombre comenz?nsando en un Dios o un cielo material y gradualmente los espiritualiz?o pudo haber comenzado por algo "material", porque esto "material", tal como nosotros lo entendemos, llega a concebirse s?por contraste con lo "inmaterial", y ambos lados del contraste avanzaron a la misma velocidad. Se comenz?r algo que no era ninguno de los dos, y que era los dos al mismo tiempo.
EL SENTIDO METAF?ICO
Muchos, cuando se dice que una cosa tiene sentido metaf?o», concluyen que en realidad no tiene en absoluto el sentido expresado.
"El que quiera venir en pos de m?cargue con su cruz y s?me". La "cruz" aqu?iene sentido metaf?o, lo cual no quiere decir que signifique simplemente llevar una vida honrada y suscribirse con aportaci?oderada a alguna obra de caridad.
El "fuego del infierno" es metaf?o. Cierto. Pero ser?un error pensar que el infierno se reduce a "remordimiento", a la nada, o cualquier cosa menos horrible que el fuego.
Lo que decimos del Ser de Dios es siempre metaf?o. En cambio, cuando hablamos de acontecimientos hist?os, que se vieron o tocaron, estamos hablado en sentido literal: Jes?onvirti? agua en vino; Cristo, el Hijo de Dios, muri? la cruz. Resucit?odo esto tiene sentido literal, se vio y se toc?omo dice San Juan. Son afirmaciones de algo que ocurri?la vista de muchos.
"Decimos que Dios es «infinito», en el sentido de que su conocimiento y su poder se extiende no a algunas cosas sino a todo; m?a?que no hay perfecci?ue no se encuentre en Dios, en grado sumo, de tal modo que hay y siempre habr?na diferencia "infinita" entre las perfecciones (o, mejor dicho a?«la» perfecci?e Dios) y las perfecciones de las criaturas. «Pero si por usar la palabra infinito nos lanz?mos a pensar en ? como un conjunto informe de todas las cosas, sobre el que nada en particular y todo en general es verdad, entonces ser?mejor abandonar esta palabra por completo" (Lewis, Los Mil. 143)
Dios es «el» Ser absoluto, en el sentido de que s?? existe por s?ismo y no depende en su ser y en su obrar de nada que no sea ? mismo. Pero esto no quiere decir que s?Dios sea. Ciertamente todo lo que es, es creado por Dios, y Dios no se identifica con la criatura. Por tanto, Dios no es ninguna de las criaturas ni parte alguna de ellas. «Yo soy el que soy» = «Yo soy el Yo soy». Porque s?? es por s?ismo. Todo lo dem?- desde las part?las m?peque?de materia hasta los arc?eles, son gracias a ?. Las criaturas no tienen el ser por s?ismas; por eso, cabe decir que comparadas con Dios a duras penas se puede decir que «son» porque no tienen en s?ismas el principio de su existencia.
Pero esto no quiere decir que sea un ser indefinido, el "ser en general". Un ser indefinido es una abstracci?Lo que existe es concreto y singular, con una precisa "definici? aunque en muchas casos nosotros no sepamos formularla. No es un ente abstracto ni una generalizaci?in rasgos caracter?icos que no se puedan nombrar. Es lo m?concreto e individual que existe.
Si no podemos dar una definici?e Dios no es porque no sea definible, sino porque lo es demasiado para nosotros; por ser demasiado definido para la inevitable vaguedad de nuestro lenguaje.
Las palabras "incorporal" e "inconmensurable" son equ?cas, porque sugieren que Dios carece de algo que nosotros poseemos. Ser?m?seguro llamarle "transcorporal" o "transmensurable". "Inmaterial" nos suele sugerir una imagen vaga, et?a, de cosa inconsistente. Sin embargo el ser espiritual es mucho m?consiste que el material. Las representaciones materiales de Dios son falsas no por ser demasiado consistentes, sino por serlo demasiado poco.
Las cosas que decimos de Dios son gramaticalmente metaf?as, pero en un sentido m?profundo dice Lewis, lo que son pobres met?ras de la Vida divina son nuestras energ? f?cas y ps?icas.
Los truenos y rel?agos con que Dios se manifiesta en el Sina?-que nos transmiten la idea de vida poderos?ma-- no deber?os abandonarlas por ser demasiado fuertes, sino, acaso, por ser demasiado d?les.
Si rechazamos la viejas im?nes para hacer m?justicia a los atributos morales de Dios, hemos de andar con sumo cuidado, para no interpretar los atributos morales de Dios en t?inos abstractos.
Si predicamos de Dios, las perfecciones puras que vemos en las criaturas, siempre hemos de entenderlas en concreto. Sabiendo que son m?concretas en ? que en nosotros. Incluso, dice Lewis, nuestra sexualidad deber?considerarse como una transposici?n clave menor del gozo creativo que en Dios es incesante.
Dios es, por ejemplo, "el Se?, es Creador, es omnipotente, etc. Y por tanto, "no es" lo contrario. En este sentido podr?os decir que Dios tiene "l?tes", que son la "frontera" (met?ra)" de todo lo que no es ni podr?er nunca ?. Por eso cabe afirmar y negar cosas de Dios. Y se nos exhorta a que conozcamos al Se? a que crezcamos en el conocimiento de Dios.
Dios es infinito = no finito, en el sentido de que es plenitud de perfecci?de ser, de vida; no en el sentido de que no tenga l?tes. Dios no tiene l?tes ni deja de tenerlos, porque no tiene nada que ver con el espacio o el tiempo. Dios no tiene cantidad dimensiva.
¿C?precisar entonces "lo que" es Dios? ¿C?hablar de ??
En primer lugar diciendo que ES, en un sentido sumamente concreto, singular, existente. Que su Esencia es lo mismo que su Ser. Esto equivale a decir que es el Ser en plenitud. Nada le sobra, nada le falta.
Enseguida hemos de negar que «sea» en el mismo sentido en que «es» la criatura. Porque Dios es el «Ser por s?ismo» y la criatura «es» porque ha recibido el ser, de otro. Ya tenemos una primera pista: la diferencia inconmensurable (infinita) entre el Ser de Dios y el ser de la criatura.
En Dios hemos de negar toda imperfecci?todo lo que no est?er-fecto, plenamente "hecho" acabado; como si algo le faltase.
Como el movimiento y el cambio, de cualquier signo, que vemos en las criaturas, siempre supone imperfecci?no podemos predicarlos de Dios. Por eso decimos que Dios es inmutable (no mudable). Pero si imaginamos la inmutabilidad de Dios como el reposo o quietud de lo inerte, entonces incurrimos en grave error. Porque Dios es Vida en plenitud. No hay movimiento en Dios porque su Ser y su obrar carecen de tiempo.
Dios no se mueve, est?xento de movimiento porque, en cierto sentido, "es" movimiento. O si se prefiere, Acci?o si se prefiere, Acto puro de Ser, de Vida: ? "es" la Vida: la Vida en plenitud eterna. Imaginarse a Dios como una inmensidad en reposo total es utilizar una imagen equ?ca. La quietud y el silencio que encuentran los santos en la uni?on Dios, es el polo opuesto de la dormici? el ensue?Se van asemejando a ?. Los silencios en el mundo material se dan en espacios vac?. Pero la Paz eterna es silenciosa por su misma densidad vida.
Decimos que Dios est?xento de pasiones. Es verdad, porque las pasiones implican pasividad e intermitencia. Entre nosotros, un amor que no es apasionado, es un amor inferior. El amor es una pasi?que se disfruta, pero que en cierto modo se padece e incluso no pocas veces hace sufrir.
Pero la mayor revelaci?e Dios es la que nos ofrece San Juan: «Dios es Amor». Esto no es una met?ra. Pero hemos de purificar nuestro concepto de amor, a la hora de aplicarlo a Dios. En Dios el amor no es una pasi?porque no lo padece: lo es. No es que no sea una pasi?orque le falte vigor, sino porque es todo el vigor: ? es Amor, sin pasividad, sin intermitencia, pura actividad.
Dios est?xento de pasi?de igual modo que el agua est?xenta de mojarse. Dios no se apasiona por la misma raz?or la que el agua no se moja. Ella es la que moja. Dios no puede ser afectado por el amor, porque ? «es» amor. El imaginar este amor como algo menos torrencial o menos agudo que nuestras advenedizas y derivadas "pasiones" es la m?desastrosa de las fantas?.
El amor de Dios es tan pleno que no s?est?xento de pasividad sino que es literalmente creativo: Dios crea lo que ama y como lo ama.
Si Dios es inmutable no es por falta de movimiento, sino por posesi?lena de toda perfecci?ue cualquier movimiento podr?alcanzar.
© Antonio OROZCO
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