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Arte, vida y espectáculo cinematográfico
Reflexión de Don Luca Pellegrini miembro del Pontificio Consejo de Cultura sobre la cultura, la espiritualidad y el arte cinematográfico.


Por: Luca Pellegrini, Pontificio Consejo de Cultura | Fuente: Vatican.va



Roma, 17 al 19 de noviembre de 1998

¿De dónde surge el interés de la Iglesia Católica por el cine, arte por excelencia del siglo XX? El Cardenal Paul Poupard, Presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, responde con toda claridad, en la inauguración del Convenio Internacional de estudio dedicado al tema "Arte, Vida y Espectáculo cinematográfico". "El cine" -ha dicho el Cardenal-, "es expresión estética, exigencia espiritual e instancia cultural". El acto se realizó del 17 al 19 de noviembre de 1998 y tuvo como sede el auditorio AGIS en Roma.

Nunca como en estos últimos años del siglo XX, afirma el Cardenal – y en la espera del inicio del nuevo milenio, – el cine se muestra como el arte de mayor vigor, creatividad, impacto, vitalidad; un arte que me atrevería a llamar "fuerte" y ciertamente insustituible, porque toca con frecuencia el bien y el mal, al grado de imponer modas y maneras de vestir, gustos y expectativas. Arte con miles de variantes y posibilidades, de múltiples proyectos técnicos y expresiones, porque la infinidad de posibilidades es alimentada y enriquecida por la fantasía humana. Por ésta y otras razones, el arte tiene cuestionamientos y mucha potencialidad para actuar en lo externo y en el inconsciente del pueblo; puede ser un sorprendente medio que favorezca al verdadero humanismo, pero también, puede ser un instrumento capaz de suscitar en personas menos preparadas y desprovistas de una libre madurez crítica, interrogativos difíciles, angustias, tendencias peligrosas, investigaciones inútiles. La Iglesia es consciente del reto, pues conoce la importancia de la cultura y de las comunicaciones sociales, y sabe que ambos campos son fundamentales para una Pastoral, que conoce la realidad social y en particular la juvenil.

En el umbral del gran milenio, es significativo el considerar la "fuerza" del cine para el mundo de las comunicaciones sociales, que se acompaña con la toma de conciencia de que: los tiempos de las censuras han quedado lejos y que han nacidos otros, tejidos de inter-relación y de propuestas concretas, de sugerencias y de proyectos. Vienen señalados los peligros de la degradación moral y humana en la gran pantalla, pero sopesando su importancia en la fina crítica constructiva y de inteligencia libre orientada hacia la verdad. Las iniciativas promovidas por dos Dicasterios de la Curia Romana y el Comité del Festival del Cine Espiritual "Tertio Millennio" (que ha llegado a su segunda edición gracias a la inteligente dirección artística de Claudio Siniscalchi), son los indicios del gran interés del mundo católico, por abrir una ventana al abigarrado y fascinante mundo del cine.

El Cardenal Paul Poupard, en la Homilía pronunciada en la muy concurrida concelebración que presidió en la Basílica de Santa María en Trastevere, con ocasión de la "semana del arte" y con notable presencia de los participantes al encuentro Internacional, dijo: "La cultura, en sus diferentes manifestaciones, cuando está inspirada y alimentada en la Fe, se coloca al centro de los intereses Pastorales de la Iglesia que mira hacia el nuevo milenio". Así, ella como Mater et magistra, coloca realmente en el cine una parte importante de sus grandes esperanzas; esperanza de contribuir a la difusión de un verdadero humanismo, en el que las artes estén al servicio de la vida del hombre".

Hoy más que nunca, mientras la humanidad se acerca la gran paso hacia el tercer milenio, el cine se presenta como el arte más vital, creativo y fascinante que alcanza a fraguar y casi a imponer, – bueno o malo, – costumbres e ideas, así como orientar gustos y expectativas. En esta dimensión entra la actividad de la Iglesia porque muchos, como lo ha indicado Monseñor John Foley, Presidente del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales, en su intervención en el Convenio, señaló: "existen aún signos de explotación del ser humano con fines únicamente económicos": violencia, pornografía, rechazo de la vida, superstición, materialismo que, presentes en parte en la producción cinematográfica, manipulan al hombre y lo hacen vulnerable, orillándolo al encierro en sí mismo, al individualismo extremo, a la ignorancia y a la esclavitud; ahí donde debía estar libre y abierto, en la dimensión más profunda del amor y del respeto a Dios, a sí mismo y al prójimo".

He aquí el reto a tomar, se requiere actuar de tal manera que el cine, capaz como lo es de crear momentos de especial intensidad, detenga en sus imágenes un instante la vida, deteniéndola con un lenguaje que puede permitir expresiones de auténtica poesía, se deje llevar de algo que imprima una marca, quizá dolorosa, pero capaz de hacer conocer aquello para lo que el hombre ha sido destinado, para lo que ha sido llamado, es decir: la VIDA. Un mensaje por tanto de VIDA y para la vida; esto debe ser el cine.

Los mensajes surgidos en los diferentes horizontes culturales y de origen profesional, en las intervenciones de los relatores invitados al Convenio, fueron facilitados por la presencia de los moderadores: El P. Ardura, secretario del Pontifico consejo del la Cultura y Mons. Enrique Planas, responsable de la Filmoteca Vaticana. Las tres jornadas matutinas, introducidas por las cálidas motivaciones en el saludo de Giorgio van Straten, Presidente del "Agis", y de Andrea Piersanti, Presidente del "Ente dello Spettacolo", han coordinado a las exposiciones y al debate. Con mucha libertad para facilitar la creatividad cultural, han intervenido dos reconocidas personalidades de la Literatura, como lo es la escritora Rosetta Loy y la filóloga y especialista en historia de la literatura: Jacqueline Risset, quien abordó el tema "Emociones, creatividad, memoria en el cine de Steven Spielberg", esbozó un análisis inteligente del autor que entre comercio y arte, ha sabido transportar emociones limpias, sacadas de la historia y de la fantasía, para dejarlas en la memoria y en la imaginación convirtiéndose en mensaje de vida y de paz para toda la comunidad; la segunda relación versó sobre "El mundo de Dante en la pintura y el cine", describió las relaciones inalienables entre literatura, arte masivo y cinematografía, entre Dante, Boticelli y Fellini.

El aspecto propiamente teológico ha sido expuesto por el Sr. Obispo, Mons. Rino Fisichella, con el tema "Cine y Teología; una provocación recíproca" (se publica íntegramente en esta revista). Directores, guionistas e investigadores en el campo de la historia de la crítica cinematográfica han tenido un espacio considerable: Giuliano Montaldo habló de: "Impaciencia, de la imagen por la intolerancia"; Mario Brenta "¿Cine, real o verosímil?", José María García Escudero venido de Madrid; "Presencia del espíritu en el cine. Espiritualidad explícita y oculta. Aprender a ver cine". Contexto ético y estético abordado también por Armando Fumagalli, de la Universidad Católica de Milán, con el tema: "Los valores en el cine, entre las exigencias éticas y las dinámicas del mercado", y Jhon Wauck, estadounidense, de la Universidad de la Santa Cruz con: "El momento cultural actual en los Estados Unidos, confrontación entre cine, literatura y valores cristiano". El aspecto propiamente artístico ha sido subrayado por el sector de las artes visivas, con una impactante y fascinante relación por el profesor Luciano Caramel de la Universidad de Milán, el cual ha impelido la atención hacia "el arte como proyecto de vida", mientras que Eugen Leahu, venido de Rumanía, ha traído una sabia disertación enfocada sobre la correlación entre estética y teología con: "La creación humana frente a la creación absoluta".

Las tres tardes de verdadero y propio cine, han dejado un gran interés también en el auditorio juvenil, lo mismo que la organización del Convenio, es decir a las tres proyecciones cinematográficas, vistas con atención y curiosidad. Se invitó a tres directores de reconocida fama internacional, y tres representantes de casas cinematográficas diferentes: La Griega, la Italiana y la Rusa. Precedidas de una breve introducción, las tres películas elegidas fueron: L’eternità e un giorno di Theo Angelopoulos, I giardini dell’Eden de Alessandro D’Alatri y Madre e figlio de Aleksandr Sokurov, a saber, las tres dimensiones: Filosófica, Bíblica y Ético–existencial, todas relacionadas con el tema de la vida. Un recorrido de imágenes, insinuaciones, palabras y conceptos, subrayados con la presencia de tres directores de cine, quienes finalizada la proyección han participado en la mesa redonda.

La película de Angelopoulos, vencedora de la Palma de Oro en el festival de Cannes en 1998, ha sido presentada por Fernando Di Giammatteo: "Theo Angelopoulos: la infinita Odisea", en tanto al final han tomado la palabra Tonino Guerra, responsable de la escenografía en la película y conocidísimo colaborador de tantos famosos directores Italianos, Irini Statha, Angela Ales Bello, Michele Francesco Afferrante y Norberto González Gaitano. El film de D’ Alatri, que concursó en la última edición del festival de Venecia, fue precedida de una interesante relación del Jesuita Lloyd Baugh, de la Universidad Gregoriana de Roma, con el tema "El Santo viaje" (Sal 83). Jesús de viaje: Un film de D’Alatri de los tradicionales films sobre Jesús, se ha dado a conocer cómo el "medium" cinematográfico es muy atractivo para las nuevas generaciones que responden con mucho interés a los mass media. Y es absolutamente normal que se haga Teología, Catequesis, con las imágenes cinematográficas. Posteriormente José Manuel Sánchez Caro, de la misma Universidad Gregoriana, presentó el aspecto bíblico con "La historia de una iniziación: perspectiva de un exegeta". Al debate final participó el mismo director, el responsable de la escenografía de la película, Miro Silvera, junto con Massimo Bernardini y Don Dario Viganò. El último día, el crítico de La civiltà cattolica, Virgilio Fantuzzi, ha hecho la introducción de la obra maestra de Sokurov con la densa relación "El tiempo esculpido en la pelicula"; siguieron las intervenciones de Thomas Kufus, el productor del film, la psicoanalista Carla Landi, y los Padres Tomás Spidlík, experto en mística y espiritualidad oriental y Michel Berger, reconocido estudioso e experto de la iconografía oriental.

Todos los participantes del Convenio, al finalizar el tercer día de trabajo, han sido recibidos en audiencia privada por el Santo Padre Juan Pablo II. El mismo Santo Padre ha recalcado la tarea urgente y primaria del cine en el campo de la cultura y de la Evangelización. Ha dirigido palabras de valor y estímulo: "La iglesia considera el cine, como una particular expresión artística del dos mil y lo impulsa en su función pedagógica, cultural y pastoral. En la secuencia del film, confluyen creatividad y progreso técnico, inteligencia y reflexión, fantasía y realidad, sueño y sentimientos" y, puede ser también instrumento insustituible, afirma el Papa, "para transmitir el eterno mensaje de la vida y para describir las extraordinarias maravillas. Al mismo tiempo, puede convertirse fuerte y eficaz lenguaje para censurar la violencia y los atropellos. Así, enseña y denuncia, conserva la memoria del pasado, se hace conciencia viva del presente e impulsa la investigación para mejorar el futuro".

Palabras que son el signo sensible de la renovada y más responsable colaboración entre la Iglesia y el mundo de las artes, de las comunicaciones sociales y del cine. No solamente espectáculo y diversión, sino compromiso para enseñar y disfrutar la sala y la pantalla con madurez, tomando el cine precisamente en su esencia profunda, de modo que sirva para el crecimiento personal y de reflexión sobre la existencia. Entre los efectos especiales y nuevas tecnologías, el mensaje que dirige la Iglesia a todos los sectores que se dedican y viven del cine es claro y confiable: Devolver a dar al cine las razones y los fines por los cuales nació hace cien años, crear conciencia de que éste – continúa el Papa diciendo – "no puede expresar completamente lo que es, sin una clara y continua referencia a los valores morales y a los motivos por los que nació. Corresponde a quienes están comprometidos en este campo explorar con capacidad y experiencia el sentido positivo de la cinematografía, con la ayuda de los escenógrafos, productores y actores, convertirse con su genialidad y fantasía en mensajeros de civilización y de paz, de esperanza y de solidaridad; en una palabra, heraldos de auténtica humanidad".

Aprender a ver y pensar el cine. No sólo amarlo y frecuentarlo. No sólo escribir y discutir del cine. Que no viva sólo de festivales que a veces son vitrinas vacías por crisis de ideas. Del cine, en efecto, pueden surgir mensajes férvidos y creativos dirigidos a un real progreso humano y espiritual, ideas en efecto, que son caminos maestros para hacer crecer una verdadera búsqueda interior, en el diálogo entre todos los hombres y la recíproca comprensión en el mutuo respeto.

Las Propuestas de personas de buena voluntad, son promotoras de cine auténtico, son vehículo de cultura y de espiritualidad y están llamadas a construir el Tertio Millennio Adveniente.

Don Luca Pellegrini
Pontificio Consejo de Cultura


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[English]
Father Luca Pellegrini, of the Pontifical Council for Culture, gives an account of the conference organized by the Council, in co-operation with the Pontifical Council for Social Communications and the Italian Institute of the Performing Arts (Ente dello Spettacolo) on the theme: "Art, life and film. Sensibility, spirituality and culture", which took place in Rome from 17 to 19 November 1998. Film can be a positive vehicle for the expression of true humanism, but it can also arouse anxiety or unhealthy behaviour. The Church is well aware of this challenge and encourages people in the film industry in the pedagogical, cultural and pastoral aspects of their work.

[Français]
L’Abbé Pellegrini du Conseil pontifical de la Culture présente le Congrès " Art, vie et cinéma. Sens esthétique, exigences spirituelles et défis culturels ", promu par ce Dicastère en union avec le Conseil pontifical des Communications Sociales et en collaboration avec l’Ente dello Spettacolo. Il s’est déroulé à Rome du 17 au 19 novembre 1998. Le cinéma peut être un facteur de promotion de l’humanisme authentique, bien qu’il puisse susciter angoisses et tendances dangereuses. L’Église, consciente du défi, le soutient dans sa mission pédagogique, culturelle et pastorale.







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