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Andrea Riccardi, fundador de la comunidad de San Egidio
Entrevista: El diálogo, único camino para la paz y la convivencia


Por: Presencia 7 | Fuente: www.conferenciamarista.es



Andrea Riccardi (Roma, 1950) es un historiador italiano.

Catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad Terza. Experto en temas de la Iglesia Católica. También es autor de varios libros sobre la problemática de la Iglesia en el diglo XX, sobre todo en los países mediterráneos.

Fundó, a la luz del Concilio Vaticano II, la Comunidad de Sant´ Egidio en 1968 que es una asociación de laicos católicos con centro en Trastevere, dedicada a promover el diálogo y el ecumenismo en todo el mundo extendida en la actualidad por más de sesenta países de los cinco continentes.

La comunidad, con su fundador al frente, está haciendo de mediadora en algunos de los grandes conflictos internacionales utilizando únicamente el arma del diálogo.

Es miembro del Comité de Honor de la Coordinación internacional para el Decenio de la no-violencia y de la paz.

Andrea Riccardi reconoce que «no existen recetas para la paz, porque la paz no es un bien que se puede poseer de una vez por todas. Es necesario luchar para preservarla. Pero al mismo tiempo la paz se consolida en cada uno cuando su corazón se abre a los demás y no vive en el miedo. En el miedo del otro nacen muchos peligros».

 

  • Presencia7: El panorama actual de guerras hace pensar que la paz es una utopía. El diálogo a favor de la paz que usted propugna, ¿no está condenado al fracaso?
      Andrea Riccardi: El diálogo es el único camino para un mundo de cohabitación tal como es el que nosotros vivimos. Es también la única opción para nosotros cristianos, discípulos de Jesús que buscan la paz. Si se advierte que hay una crisis, es debido a que no se invierte bastante en eso. Existe un realismo que llega a ser impotencia en el norte rico y resignación en el sur del mundo. No podemos aislarnos e ignorar los verdaderos problemas de tantas partes del mundo. Todos los pueblos buscan la paz. La paz es lo que la gente quiere. Abrir la propia mirada sobre el mundo ayuda a comprender que el diálogo es el único camino para detener el sufrimiento de tanta gente.

    Diálogo interreligioso
     
  • P7: ¿Cómo desactivar la lógica del poder, que está detrás de cada conflicto?
      AR: Los intereses en juego en los diversos conflictos no son sólo económicos: hay complejos juegos geopolíticos y sobre todo existen reestructuraciones de identidad. Historias antiguas de cohabitación difícil se transforman y entran en crisis. Las religiones pueden contribuir mucho a la causa de la paz: el diálogo interreligioso puede quitar combustible al incendio de la guerra. Demasiados han arrojado la gasolina de las religiones en fuegos que ya quemaban. Por otra parte, las grandes religiones deben hablar al corazón del hombre para liberar energías de paz y abrirse a cambios inesperados.

    Oriente Medio
     
  • P7: ¿Cuál es el futuro que usted adivina para Iraq?
      AR: Seguimos con preocupación la situación en Iraq, que recientemente ha tocado incluso la presencia italiana con el terrible atentado en el que han muerto 19 hombres. Conviene trabajar para reconstruir la sociedad iraquí y especialmente reconstruir las condiciones de una vida normal. En muchas partes del país se vive en la pobreza sin las mínimas condiciones. Estamos preocupados por la situación de los cristianos iraquíes y buscamos ayudarles.
  • P7: ¿Qué impide que Israel y Palestina lleguen definitivamente a vivir en paz?
      AR: El conflicto israel-palestino es una herida antigua que nos afecta a todos. La historia ha marcado las posiciones. No obstante, la paz es aún posible. Existen propuestas de solución y están ante los ojos de todos. Se debe reconstruir un mínimo de confianza entre las partes. En este punto, la comunidad internacional debiera comprometerse de manera colectiva.

    Terrorismo
     
  • P7: En el contexto actual y después del 11 de septiembre, ¿cómo se puede afrontar el problema del terrorismo?
      AR: Después del 11 de septiembre hemos experimentado con mayor urgencia la necesidad de comprometernos para favorecer el diálogo entre los diversos credos religiosos. Recuerdo el encuentro organizado por San Egidio en Palermo, en septiembre de 2002: era el primer encuentro interreligioso después del ground zero (zona cero), y también en aquella ocasión cristianos, musulmanes y hebreos nos han pedido que les apoyemos en el camino del diálogo.

      Quisiera también recordar lo que hemos hecho en África, el impulso dado a los procesos de paz en Liberia y en Costa de Marfil. África occidental es un punto importante de encuentro entre cristianismo e islam. África comienza a interesarse por el terrorismo internacional. Favorecer mejores condiciones de vida significa desactivar el polvorín africano.

    Mediadores creíbles
     
  • P7: Hay muchas guerras olvidadas, a las que la comunidad de San Egidio está muy atenta. ¿Qué posibilidades hay de intervenir para solucionarlas como ocurrió en Mozambique?
      AR: La experiencia de Mozambique no se puede exportar inmediatamente como si fuese un modelo, pero nos ha permitido descubrir las grandes energías de paz escondidas en los cristianos y nos ha enseñado un camino: el del diálogo y el de la paciente construcción de espacios de confianza. Y si se quiere, el método de Juan XXIII: juntar lo que nos une y dejar de lado lo que nos divide. Hemos retomado el mismo espíritu en muchos cuadrantes: hacer hablar a los enemigos, ser mediadores creíbles al estar libres de intereses partidistas y trabajar con paciencia.

      Hemos seguido y continuamos siguiendo con atención países como Burundi, Costa de Marfil, Argelia o Colombia. Hemos intervenido recientemente como facilitadores en Libera y en Costa de Marfil. Hemos participado en las negociaciones por Burundi. Conviene invertir en la paz y no abandonar países que la han conseguido. La paz, en efecto, se consolida siempre a través de una verdadera reconciliación.

    Jóvenes solidarios
     
  • P7: ¿Cree que en los jóvenes de hoy existen inquietudes religiosas y sociales que les muevan a entregar la vida por ellas, como les sucedió a los de su generación?
      AR: Hoy, los jóvenes se encuentran ante un mundo competitivo donde es muy fuerte el miedo al fracaso. La pregunta sobre el futuro corre el riesgo de reducirse a un hecho individual: ¿Qué será de mí? Vemos que este fenómeno no es sólo europeo. Los modelos están globalizados y los jóvenes africanos descubren en la emigración un camino de salida individual de situaciones francamente difíciles. Incluso al mismo tiempo, en un mundo globalizado, nace también el deseo de conocer mejor los horizontes de un vasto universo y la decisión de comprometerse por la justicia y la paz. No creo que sea necesario ser nostálgicos del pasado: cada generación debe encontrar su camino para vivir el Evangelio. Nuestra experiencia de estos últimos años nos ha enseñando que en el encuentro entre jóvenes provenientes de diversos países y situaciones diferentes se puede construir el sentido de un destino común entre el norte y el sur del mundo.
  • P7: Muchos jóvenes se congregan en las manifestaciones pacifistas. ¿Qué pueden hacer para comprometerse eficazmente en la construcción de la paz?
      AR: Si quieres la paz, vive la solidaridad. Éste es el único camino para todos: amar a los pobres, ayudar a los débiles, construir la propia vida junto a los otros y no contra o sin los otros. Éste es el camino para la felicidad de cada uno. Sólo así, a mi parecer, la paz no será un sueño equivocado.

    Constructores de paz


      AR: Es evidente que detrás de todo conflicto hay intereses y que quien utiliza la fe para reactivar antiguos odios lo hace de manera instrumental. No debemos ignorar que el principal objetivo de los fundamentalistas ha sido y continúa siendo interno al mismo mundo islámico. Los recientes atentados en Arabia Saudita atestiguan que estas tensiones aún no se han agotado. Pero las religiones no quieren la guerra y deben situarse una junto a la otra para fortalecerse en esta conciencia.
  • P7: ¿Puede proponernos un decálogo de la paz?
      AR: El decálogo ya existe y sobre todo están las palabras de Jesús. Para nosotros, el programa se reduce a uno solo: Aquél de la pura sencillez del Evangelio. Este programa tiene todavía mucho que decir y mucho que dar a nuestro mundo.

    Hacer realidad un sueño

      En 1968, cuando fundamos la comunidad de San Egidio, eran años de grandes sueños y de voluntad de cambio en la sociedad, pero eran también los años del Concilio. Todo parecía posible. Nosotros hemos creído que con el Evangelio se debiera cambiar la propia vida para buscar cambiar el mundo. Habíamos encontrado en el Evangelio y en la plegaria la raíz de un sueño que no se esfuma. En la complejidad de aquel período fue verdaderamente una gran fortuna encontrar que el Evangelio enseñaba el amor y la atención de Jesús por los pobres. Para nosotros, jóvenes estudiantes, los pobres eran los de las barracas de la periferia de Roma. Era el «Tercer Mundo» debajo de casa. Ha sido una gran lección. La sensibilidad hacia los pobres cercanos nos ha abierto a una sensibilidad hacia los pobres lejanos.

  • Consultas de Ecumenismo y Diálogo interreligioso







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