Sin Dios no hay apóstol
Por: Mensajes :-) | Fuente: Catholic.net

Quitando a Dios del alma y de la vida de un apóstol, ¿qué queda del apostolado de ese pobre hombre?
Sí, hay algo más todavía por desgracia, y es la amarga experiencia de no ser lo que se representa, de no servir para lo que se es; la terrible desazón de conciencia que, pese a las aparentes muestras de normalidad y bienestar, va desquiciando día a día cada vez más y más la personalidad del hombre soberbio y le va haciendo probar un poquito lo que será la infelicidad y el tormento de toda una eternidad, si no reacciona de tan miserable estado. El éxito de vuestro apostolado está, pues, condicionado al grado de humildad que tengáis en vuestro corazón. Y lo mismo cabe decir de vuestra vida cristiana, orientada toda ella a la búsqueda y posesión más completa de Dios nuestro Señor.
La razón enseña y la experiencia lo confirma claramente que las almas soberbias no son, en el seno de los grupos humanos, más que focos de división y rebeldía. Es incalculable el daño que almas semejantes siembran y producen en su derredor con el desprecio sistemático del principio de autoridad, con el hábito de crítica y murmuración, y con toda esa serie de criterios y modos de ser que empobrecen y consumen literalmente, hasta en sus principios más elementales, todo sentido de vida cristiana.

