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Todos fuimos Pulgarcito
Estos son algunos fragmentos del Dr. Lejeune para demostrar la grandeza de la vida desde el primer momento de la concepción


Por: . | Fuente: elsentidobuscaalhombre



Sus tesis científicas no se disfrazan de grandilocuencias dialécticas para no ser entendidas, sino que utiliza los cuentos para mostrar la verdad a todos.
"La genética moderna se resumen en un credo elemental que es éste: en el principio hay un mensaje, este mensaje está en la vida y este mensaje es la vida. Este credo, verdadera paráfrisis del inicio de un viejo libro que todos ustedes conocen bien, es también el credo del médico genetista más materialista que pueda existir. ¿Por qué? Porque sabemos con certeza que toda la información que definirá a un individuo, que le dictará no sólo su desarrollo, sino también su conducta ulterior, sabemos que todas esas características están escritas en la primera célula. (...).

Pero habrá quien diga que, al principio del todo, dos o tres días después de la fecundación hay un pequeño amasijo de células. ¡Qué digo! Al principio de una sola célula, la que proviene de la unión del óvulo y del espermatozoide. Ciertamente, las células se multiplican activamente, pero esa pequeña mora que anida en la pared del útero, ¿es ya diferente de la de su madre? Claro que sí, ya tiene su propia individualidad y, lo que es a duras penas creíble, ya es capaz de dar órdenes al organismo de su madre. (...).

Tan pequeño como es, es él quien, por un orden química, fuerza a su madre a conservar su protección. Ya hace de ella lo que quiere ¡y Dios sebe que no se privará de ello en los años siguientes! (...).


El increíble Pulgarcito, el hombre más pequeño que un pulgar, existe de verdad; no se trata del Pulgarcito del cuento, sino del que hemos sido cada uno de nosotros. Pero dirán que hasta los cinco o seis meses su cerebro no esta del todo terminado. ¡ Pero no, no!, en realidad, el cerebro sólo estará completamente en su sitio en el momento del nacimiento; y sus innumerables conexiones no estarán completamente establecidas hasta que no cumpla los seis o siete años; y su maquinaria química y eléctrica no estará completamente rodada hasta los catorce o quince. ¿Pero a nuestro Pulgarcito de dos meses ya le funciona el sistema nervioso? Claro que sí, si su labio superior se roza con un cabello, mueve los brazos, el cuerpo y la cabeza en un movimiento de huida. (...).

Entonces, ¿para qué discutir? ¿Por qué cuestionarse si estos hombrecitos existen de verdad? ¿Por qué racionalizar y fingir creer, como si uno fuese un bacteriólogo ilustre, que el sistema nervioso no existe antes de los cinco meses? Cada día, la Ciencia nos descubre un poco más las maravillas de la vida oculta, de ese minúsculo mundo bullicioso de la vida de los hombres, aún más asombroso que los cuentos de los niños. Porque los cuentos se inventaron partiendo de una historia verdadera; y si las aventuras de Pulgarcito han encantado a la infancia, es porque todos los niños, todos los adultos que somos ahora, fuimos un día un Pulgarcito en el seno de nuestras madres".
 







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