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Aprendió a obedecer y se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen
Hispanos Católicos en Estados Unidos /Homilías Mons. Enrique Díaz

Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net

Viernes Santo es un día de silencio, de dolor, de acompañamiento. Durante el día se realizan en muchos lugares representaciones de la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Si bien es una representación nos debe llevar a pensar seriamente en estos acontecimientos donde Jesús da la vida por nosotros.

Las celebraciones populares nos llevan a tener esos espacios de reflexión. En muchos lugares se hace no solamente la representación del Vía Crucis sino también las siete palabras, la procesión del silencio, y muchas otras devociones. Sin embargo lo importante de este día será estar cerca de Jesús.

La celebración litúrgica propone tres momentos: primero escuchar la palabra de Dios que nos narra la pasión y muerte de Jesús con la oración universal, después la adoración a la santa Cruz y finalmente la Sagrada Comunión. Hoy es el único día de todo el año en que no hay ninguna celebración de la Eucaristía para centrarnos en la contemplación de Jesús muerto en la cruz.

Dejemos impactar por tanto amor y por tanta entrega. Guardemos cada una de sus palabras en nuestro corazón y dejémoslas germinar. La Iglesia celebra la pasión del Señor con la seguridad de que la cruz de Cristo no es la victoria de las tinieblas, sino la muerte de la muerte. San Juan al narrarnos todos los acontecimientos subraya esta imagen de Jesús como rey que conoce la situación, la domina, y señorea sobre ella hasta en los últimos detalles.

Colocado en la cruz lleva el letrero de su condena: “Jesús Nazareno Rey de los Judíos”. Pero no sólo es rey de los judíos, es rey del universo entero. Pero un rey diferente que da la vida para que su pueblo tenga vida. Viernes Santo es un día para acompañar a Jesús y sentir su presencia.

Acerquémonos a María, a Magdalena y a Juan, y juntos permanezcamos en respetuoso silencio junto a la cruz de Jesús. Contemplemos, callemos y manifestemos nuestro amor. Es recomendable en este día leer con toda calma la Pasión según San Juan, meditarla y dejarnos tocar por Jesús.