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El buen pastor da la vida por sus ovejas
Hispanos Católicos en Estados Unidos /Homilías Mons. Enrique Díaz

Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net

Hoy celebramos a un gran santo: Rafael Guízar y Valencia (1878-1938). Es el primer obispo mexicano e hispanoamericano canonizado por la Iglesia católica y ha sido escogido como patrono de los obispos de México. Michoacano de nacimiento, se distinguió por su amor a las misiones y su empeño por difundir la Palabra de Dios.

Durante las batallas de la Revolución mexicana, disfrazado de vendedor, actuó, de manera oculta, como sacerdote ayudando a los soldados moribundos y dándoles los auxilios espirituales de la Iglesia. Sufrió varios destierros por causa de la persecución religiosa que había en esos tiempos, y entre 1913 y 1919 viajó misionando a Cuba, Guatemala, Colombia y el Sur de los Estados Unidos.

Fue obispo de Veracruz… Sólo son algunos rasgos de este insigne santo que hace viva y actual la Palabra de Dios. Ya las lecturas de este dia parecen continuar la exigencia de misión que el pasado domingo reflexionábamos. Nadie puede conocer a Jesús y quedar indiferente ante los espacios donde no se conoce su presencia ni ha llegado su Palabra.

Cada uno de los creyentes nos sentimos impulsados por las palabras de Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido y me ha enviado a anunciar la buena nueva a los pobres, a curar a los de corazón quebrantado, a proclamar el perdón a los cautivos, la libertad a los prisioneros y a pregonar el año de gracia del Señor”.

Cada uno tiene una misión que brota de saberse amado, escogido por Dios. San Rafael Guizar supo realizar esta misión como pastor de su diócesis Veracruz. Nosotros tenemos esa tarea urgente también de llevar el mensaje a nuestros espacios. También nosotros, como dice el Evangelio, debemos ser pastores que cuidan y dan vida a sus ovejas, que las protegen de los lobos que buscan devorarlas y que las conducen al Padre.

Que el celebrar a este gran santo, también nosotros nos comprometamos en la misión a nosotros encomendada y que seamos pastores que sepan dar vida a quienes han sido confiados a su cuidado. Dar vida como el Buen Pastor.