.
Intentaron apoderarse de Él, pero se les escapó de las manos
Hispanos Católicos en Estados Unidos /Homilías Mons. Enrique Díaz

Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net

Cuando el Papa Francisco visitó México para muchos mexicanos fue un momento de paz, nueva ilusión y despertó un deseo de seguir a Jesús. Otros en cambio aprovecharon la oportunidad para destilar su rencor y sus resentimientos. Alguno me decía que él creía en Jesús, pero que no creía en su Iglesia, que una cosa era la religión y otra muy diferente era la institución.

Y esto me parece perfecto pues lo importante no es que creamos en la institución, sino que creamos en Jesús pero con una fe comprometida, que vivamos conforme a sus enseñanzas y a sus ejemplos. A veces me parece que queremos apedrear a Jesús no por sus obras, sino por lo que ha hecho la institución que pretende seguirlo. ¿Cuál es tu razón para condenar a Jesús? Se acerca Semana Santa y me parece que no podemos eludir la pregunta fundamental que hoy se nos hace a cada uno de nosotros ¿Por qué me condenas? En Semana Santa nuevamente crucificamos a Jesús con diferentes pretextos, pero Él sigue ofreciéndonos su amor,  su vida, su entrega.

El pasaje de este día nos muestra cómo han ido creciendo las hostilidades en su contra y cómo se buscan justificaciones para condenarlo, pero hoy, al igual que en aquellos tiempos, Jesús nos habla a cada uno de nosotros, nos ofrece su entrega total, nos da su amor sin condiciones y espera una respuesta personal,  meditada, consciente, de cada uno de nosotros.

Él solamente viene a regalarnos la gran oferta del amor incondicional del Padre. Él mismo nos dice que solamente hace lo que ha visto hacer al Padre: amar sin condición ni reservas, amar a todos por igual, amar siempre, fielmente. ¿Qué respondemos a su amor? ¿Por qué lo condenamos? Que esta Semana Santa nos demos el tiempo y la oportunidad para responder a esta acuciante pregunta de Jesús. No te pregunta qué dicen los otros, cómo viven los otros, la pregunta es, como a Pedro, “¿Me amas tú?”. ¿Qué le respondemos?