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Compromiso social ante los desafĂ­os
La Iglesia y el trabajo humano /Liderazgo social

Por: USEM | Fuente: yoinfluyo.com

México enfrenta enormes desafíos.

México enfrenta enormes desafíos. La pobreza y la desigualdad, la inseguridad y la violencia, la debilidad del Estado de derecho, la incapacidad de la economía para inscribirse en un proceso sostenido de crecimiento incluyente generador de bienestar y la depredación del patrimonio natural de la nación son, entre muchos otros, retos que exigen de los actores sociales la asunción de compromisos concretos para, desde la esfera propia de su actividad, contribuir a la construcción de un mejor futuro.

Los empresarios, desde luego, no estamos exentos de esta exigencia. Con base en los principios de la responsabilidad social empresarial hemos sido llamados a cuidar y promover la dignidad inalienable de la persona a través de una actuación apegada a la ética que, al colocar a la persona en el centro de la propia empresa, promueva una mejor calidad de vida para todos y el cuidado de nuestra casa común.

La idea de una responsabilidad de la empresa con el entorno social en que actúa parte, en principio, del reconocimiento de la empresa como elemento integrante de una realidad social más amplia, que no sólo la contiene, sino que también la determina y aun le define una identidad. Los problemas que, como sociedad, enfrentamos nos demandan y nos ofrecen la valiosa oportunidad de rescatar la dimensión ética de la vida social.

De esta forma, el significado de la responsabilidad social empresarial en el contexto de los desafíos del país transita, precisamente, por el rescate de la ética, de la pertinencia y de la rentabilidad de los valores.

Con plena conciencia de que ser empresario significa administrar equilibradamente y en beneficio de todos los recursos que nos han sido confiados, desde la Confederación Patronal de la República Mexicana, el Centro Mexicano para la Filantropía y la Unión Social de Empresarios hemos hecho un llamado a todos los empresarios a asumir y vivir con congruencia los desafíos éticos que la situación del país nos demanda.

Necesitamos comprometernos de manera decidida con la creación de más y mejores empleos, con el cumplimiento de nuestras obligaciones fiscales y con la salud de las finanzas públicas; con la adopción de protocolos que favorezcan un clima seguridad; con el Estado de derecho y el combate a la corrupción y la impunidad; con una educación de calidad, con el desarrollo regional sostenible; con la creación de oportunidades para un México incluyente y con la democracia y la libertad.

Es innegable la relevancia de estos compromisos cuyo cumplimiento cabal no sólo se traducirá en mejores condiciones de vida, sino principalmente se estarán sentando las bases económicas, sociales y políticas para asegurar el reconocimiento efectivo de la dignidad de la persona humana. Al dar vida a estos compromisos en el ámbito de acción que nos corresponde, estaremos contribuyendo a la construcción de un México más próspero, más incluyente, más democrático y más ético.