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¿Cuántos asesinatos veo diariamente?
Escritores Actuales /Rego de Planas, Lucrecia

Por: Lucrecia Rego de Planas | Fuente: Catholic.net

Escuchemos este testimonio de un hombre que podría ser cualquiera de nosotros y dice así:

"Hace poco fui testigo de un asesinato...

Mataron enfrente de mí a un hombre cuando iba caminando por la calle, con un balazo en la cabeza.

¿Saben qué fue lo que más me impresionó? ¡Que no sentí nada, absolutamente nada! Me quedé impávido viendo cómo el hombre se derrumbaba y seguí mi camino hacia la oficina como si nada hubiera sucedido, como si lo que acababa de ver fuera lo que veo todos los días.

Más tarde, al ver las noticias, empecé a reflexionar en el porqué de mi reacción. La respuesta la descubrí de inmediato: reaccioné como si lo que vi lo viera todos los días porque... efectivamente ¡lo veía todos los días!

¿Cuántos asesinatos he presenciado diariamente en la televisión o en el cine?

¿Cuántos más he visto en mi vida?

No lo sé, pues me encantan las películas de "acción", pero deben de ser muchos miles...

Me entristecí de haberme vuelto insensible a la muerte de un ser humano y a la vez me asusté de mí mismo. Si era capaz de no sentir nada al ver morir a un hombre, ¿sería capaz también de quitarle la vida a alguien si tuviera un arma en la mano en un momento de furia? Después de todo... ¡esa escena también la he visto millones de veces!"

Tal vez parezca un poco exagerado el pensamiento de este hombre acerca de la posibilidad de convertirte en asesino en potencia por ver miles de asesinatos en la pantalla. Puede ser que así sea. Puede ser que, para convertirte en asesino se necesite más que un daño psicológico importante.

Sin embargo, hay un hecho que no podemos negar: el ambiente que te rodea influye en ti. Lo que ves y oyes en las calles, en las fiestas, entre tus amigos, en la televisión, el radio o el cine, influye en tu manera de pensar y actuar. Esto es normal, ya que el hombre aprende a través de sus sentidos: tus ojos son como cámaras fotográficas; tus oídos, como una grabadora. Todas esas imágenes y sonidos se quedan archivadas en tu cerebro.

Cuando tienes que actuar ante una situación nueva, tu cerebro recupera la información archivada y te dice cómo actúa la gente en una situación similar, de acuerdo con lo que has visto u oído. Una vez recuperada la información, el cerebro dicta órdenes a todo tu cuerpo para que tengas la reacción "adecuada" al estímulo que recibiste.

Si tu conciencia está bien formada, tu cerebro archivará la información en forma selectiva, separando las imágenes buenas de las malas. Pero si no está bien formada, o se ha ido deformando por la influencia del ambiente, entonces no podrá distinguir lo bueno de lo malo y tu cerebro dará órdenes de acuerdo a "lo más común" a lo que más veces has visto, creyendo que es lo correcto.


Acerca del quinto mandamiento, ¿qué información nos da el ambiente en el que vivimos?

Todo hombre aprecia su propia vida como el don más preciado. Sin la vida el hombre no es nada; sin la vida se acaba la esperanza; sin la vida se acaba la posibilidad de ganar el Cielo, la posibilidad de vivir eternamente. Sin la vida, simplemente no se existe.

A nadie que esté en su sano juicio le gustaría ser asesinado o ver morir a sus padres y a sus hermanos.

Vemos que el hombre lucha todos los días por conservar la vida, por conseguir el alimento y el vestido necesarios para sobrevivir. La ciencia invierte millones de dólares en investigaciones para luchar contra la muerte, para encontrar la "fuente de la eterna juventud" con la cual se pueda aumentar el número de años de vida de las personas.

La muerte es, sin duda, la realidad ante la cual más se rebela nuestra naturaleza, que desea vivir eternamente.

La vida es un tema apasionante, y por eso contamos con los grandes esfuerzos que los científicos han hecho para encontrar el principio de la vida. Pero ésta sigue siendo un misterio para la inteligencia del hombre, pues todos estos estudios siempre terminan en un callejón sin salida, cuya única explicación es Dios.

El hombre ha descubierto que la simple unión de un hombre y una mujer, de un óvulo y un espermatozoide, no genera por sí misma la vida. Por eso encontramos miles de matrimonios, a lo largo y ancho del mundo, que no pueden tener hijos, a pesar de todos los adelantos científicos en materia de esterilidad.

Para que una vida humana nazca se necesita forzosamente de ese "soplo divino" que la ciencia no ha podido explicar, se necesita del "querer" de Dios.

Tú y todos los hombres que vivimos en el mundo, estamos aquí porque Dios así lo quiso, ya que Él es el único dador de vida.

Ya que todo hombre aprecia la vida y se sabe incapaz de darla, lo lógico sería que luchara por conservarla y defenderla a toda costa como algo sagrado. Ahí reside lo natural del quinto mandamiento: "No matarás."

Sin embargo, no siempre sucede así. Desgraciadamente, en el ambiente en el que vivimos, se respira un ambiente "anti-vida" o, como lo llama el Santo Padre, una "cultura de la muerte", que ha influenciado a muchísimos hombres y que nos ha llevado a convivir con realidades aberrantes, totalmente contrarias a la defensa de la vida.

* Cada vez más cerca de nosotros escuchamos noticias de terrorismo organizado, secuestros, homicidios, torturas, realizados por hombres convencidos de que es "honorable" quitar la vida o hacer serios daños físicos por venganza, por dinero o por poder.

* En la cultura de la muerte se cree que es "justo" que mueran miles de hombres mujeres y niños inocentes en guerras que muchas veces no tiene razón de ser.

* Se considera "razonable" deshacerse de los ancianos, enfermos y minusválidos quitándoles la vida por medio de la eutanasia, por no considerarlos útiles a la sociedad o por considerar su vida como una vida que no vale la pena vivirse o por que suponen que el dolor es más poderoso que la voluntad de quien lo sufre.

* Se ha llegado a considerar "lícito" el aborto: matar a un bebé que no es deseado por sus padres o que tiene alguna malformación física, o que simplemente "ya no cabe" en el país donde se le ocurrió nacer.

* La mentalidad anti-vida la palpamos en las campañas publicitarias millonarias a favor de los anticonceptivos, los abortivos y preservativos. Todas estas campañas ven la posibilidad de una nueva vida como si fuera el peor mal que le puede suceder al hombre. Han llegado a influenciar de tal manera, que es común que las parejas próximas a casarse se preparen minuciosamente en la manera como controlarán su fertilidad, siendo que sería mucho más importante, para la felicidad del matrimonio, prepararse en cómo controlar su mal genio, su ira, su pereza, etcétera.

* Esta mentalidad anti-vida ha llegado al extremo de que en los hospitales se practiquen con frecuencia mutilaciones de órganos sanos, simplemente para evitar la posibilidad de una nueva vida. Éste es el caso de la esterilización, practicada en hombres y mujeres.

* El consumo de drogas cada día aumenta, a pesar de que está comprobado que destruyen la vida, que causan daños irreparables en el cerebro. La cultura de la muerte las acepta buscando fuertes sensaciones de placer en la cocaína, relajación en la morfina, la sensación de fuerza y energía que producen la heroína y el "crack" y la sensación de liberación mental que proporciona el LSD. La droga es un atentado contra la vida, pues el que se droga pierde el control sobre sus acciones. Además de atentar contra la propia vida, no es raro que el drogadicto caiga en la criminalidad, atentando contra la vida de los demás.

* Los accidentes de tránsito en las ciudades y en las carreteras son la principal causa de muerte entre los jóvenes, pues, en la cultura de la muerte se cree que es "valiente" el que maneja a gran velocidad y "atrevido" el que infringe las normas de tránsito, aunque arriesgue con ello su vida y la de los que van con él.

* A todos nos causa repulsa ver a un hombre borracho, tirado en el suelo, vomitando y diciendo incoherencias. Sin embargo, en esta cultura se considera "divertido" emborracharse e inducir a otros a que lo hagan perdiendo el control de la propia voluntad. El alcoholismo atenta contra la vida, reduce al hombre en su dignidad, le lleva a lo más bajo de sí mismo, le priva del conocimiento del bien y del mal y lo pone en una situación en las que lo más fácil es cometer pecados graves. A pesar de esto, vemos que lo "normal" en muchas discotecas es que tengas que comprar una botella para poder sentarte en una mesa con tu pareja. Una botella consumida entre dos jóvenes normales casi siempre acaba con el mismo resultado: dos borrachos diciendo y haciendo tonterías.

* Además de todos estos atentados contra la vida del cuerpo, que vemos a diario en el ambiente y que nuestro cerebro registra sin perder detalle, también percibimos atentados contra la vida del alma: simplemente la crítica, la difamación, que son tema de conversación en muchos lugares, pueden acabar verdaderamente con la vida de una persona. La persona que critica muchas veces no se percata del gran daño que hace al hablar mal de una persona, o al hacer públicos sus errores y defectos. La crítica puede acabar con la buena fama de una persona y "matarla" ante los demás. Es un atentado contra la vida, al igual que muchos otros problemas que ya han sido tratados en temas anteriores.

Todos estos problemas son faltas graves contra la vida, faltas graves contra el quinto mandamiento y, por desgracia a fuerza de verlos y oírlos por todos lados, muchos de ellos han quedado archivados en nuestro cerebro como algo "normal".


Los deberes del cristiano ante el quinto mandamiento

Ante un ambiente tan hostil, ante la cultura de la muerte, Dios te pide en el quinto mandamiento que luches por defender tu vida y la de los demás. ¿Cómo?

a. Apreciando tu cuerpo como un don recibido de Dios: conservándolo, apreciándolo, agradeciéndolo y haciéndolo rendir al máximo. Esto lo lograrás cuidando tu salud con una buena alimentación, con el deporte, la higiene y el descanso.

b. Dándole a tu cuerpo las "reparaciones" que le hagan falta cuando algo no esté funcionando bien. Esto lo lograrás con las vacunas, con las visitas periódicas al dentista y sometiéndote a los tratamientos médicos ordinarios para recuperar la salud en determinado momento.

c. Evitando todos los daños a la salud. Cuidándote para no caer en el consumo excesivo de alcohol, en el consumo de drogas y en arriesgar tu vida innecesariamente con actos imprudentes.

d. En relación con la vida del alma, desarrollando y formando todas tus capacidades: la inteligencia, la voluntad, la conciencia, la vida espiritual, la vida de gracia, las virtudes morales, y evitando el contacto con ambientes que puedan dar información errónea a tu inteligencia.

e. Cuidando la vida de los demás, evitando participar en críticas, riñas y peleas y promoviendo la verdad con respecto a todos los atentados contra la vida que se viven como "normales" en el ambiente que nos rodea: guerras, terrorismo, anticoncepcionismo, aborto, alcoholismo, drogadicción, esterilización.

 

 

 

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