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Los millennials en el lugar de trabajo
Jóvenes /Conócete

Por: Silvana Ramos | Fuente: catholic-link

 

Simon Sinek es un escritor y motivador que encontró la fama luego de dar una charla en TED llamada: «How great leaders inspire action» (cómo los grandes líderes inspiran la acción). En las últimas horas, nuevamente una plática de Sinek está dando qué hablar: «Los millennials en el lugar de trabajo». Lejos de ser una charla diseñada solo para empresarios o para los jóvenes millennials que quieren algún consejillo para mejorar su performance laboral, Simon Sinek nos sorprende con una claridad impresionante sobre una realidad que no solo les puede costar la felicidad a este grupo de personas, sino que, finalmente puede tener un impacto (y muy grande) en el resto de generaciones por venir.

El viral trae los extractos más resaltantes de la plática. Yo los invitaría a que vean la charla completa aquí. Las razones que da Sinek sobre por qué los millennials son como son, son las siguientes:

    La crianza, es decir, el estilo de crianza que sus padres tuvieron con ellos
    La tecnología con la que crecieron
    La impaciencia, el querer todo inmediatamente
    El ambiente, un ambiente que no se preocupa por ellos sino por los resultados

Nuevamente se trata de la familia, nuevamente son los padres los primeros responsables por la educación de sus hijos. En los millennials (y en todas las generaciones) la labor de los padres tiene sus consecuencias. Ellos no son narcisistas, centrados en sí mismos, que necesitan sobresalir, le rehuyen al esfuerzo, buscan el placer inmediato, porque simplemente decidieron ser así; ellos fueron formados de tal manera que terminaron adquiriendo estos hábitos y creencias.

Luego de ver el video, que por un momento puede sonar muy pesimista, yo como padre y que no estoy lejos de los millennials, me quedo con dos tareas por cumplir y ayudar a descubrir:


1. La gratificación instantánea solo dura un instante

(¡Ja! por eso se llama instantánea). El placer inmediato no es un buen negocio en ningún caso. Desde comerme un litro de helado cuando estoy triste hasta embarcarme en una relación de una noche sin compromiso alguno, el placer inmediato no soluciona nada y más bien puede complicarlo todo.


2. La satisfacción con tu carrera y las relaciones personales, ¡requieren tiempo!

Mucho tiempo y trabajo duro. Siempre, no importa el momento histórico que estés viviendo o la tecnología maravillosa con la que cuentes. Hay cosas que nunca cambian y esto es la naturaleza de las relaciones humanas, para conocer el misterio de otro no hay App. que valga, la comunicación directa, el tiempo, la paciencia, la decisión y la constancia son imprescindibles, de lo contrario vamos muertos…o peor aún conformándonos con nada.

Los millennials son nuestros jóvenes. Nosotros los adultos necesitamos salir al paso, darnos verdadero tiempo para entender quiénes son y por qué se comportan como se comportan. Dejar la crítica y poner nuestra “adultez” al servicio. Ir enseñando (y de paso aprender), con paciencia y compromiso, donde sea que nos toque (una corporación, una empresa pequeña, un colegio, una catequesis para jóvenes, el periódico en donde escribo, etc.), a que estos jóvenes se re encuentren con el mundo real y consigo mismos.

Y una reflexión final para los millennials, los jóvenes de hoy: está bien pedir ayuda. Si bien son una generación caracterizada por la autosuficiencia, no hay persona en el mundo que lo sepa todo y menos en cuanto a lo esencial, sobre el amor, sobre las relaciones duraderas y sobre la felicidad misma. En este sentido buscar ayuda y consejo es sumamente importante.

    «En este sentido a vosotros, jóvenes, os pertenece el futuro, como una vez perteneció a las generaciones de los adultos y precisamente también con ellos se ha convertido en actualidad. De esa actualidad, de su forma múltiple y de su perfil son responsables ante todo los adultos. A vosotros os corresponde la responsabilidad de lo que un día se convertirá en actualidad junto con vosotros y que ahora es todavía futuro» (San Juan Pablo II – Carta Apostólica a los jóvenes y a las jóvenes del mundo 1985).