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La puerta secreta hacia el Reino
Aprende a Orar /Evangelio meditado para el Tiempo Ordinario

Por: H. Javier Castellanos LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Muéstrame, Señor, el camino hacia Ti. Permíteme acercarme como los niños que recibías y bendecías. Enséñame a amarte hoy con un corazón de niño, que sea sencillo, pequeño y alegre. Así sea.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 10, 13-16

En aquel tiempo, la gente le llevó a Jesús unos niños para que los tocara, pero los discípulos trataban de impedirlo.

Al ver aquello, Jesús se disgustó y les dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”.

Después tomó en brazos a los niños y los bendijo imponiéndoles las manos.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Para que venga el Reino de Cristo, sólo hay un modo eficaz. No consiste en técnicas de apostolado o secretos de vida enfrascados en una fórmula ya determinada. Más bien todo lo contrario.

En la mente de los apóstoles, Jesús tenía que ser un Maestro solemne y majestuoso. Tenía que estar rodeado de una corte noble. Tenía que ser admitido con honores en cada ciudad y pueblo por donde pasaba. Tenía que estar lejos del escándalo de los pecadores, de las súplicas de los mendigos y del alboroto de los niños. Tenía que… Pero el Reino de Cristo se acepta como un niño, venga como venga, sin ponerle a Dios esquemas o condiciones.

Junto a esta apertura de mente y de corazón viene una gran fe. Saber que, pase lo que pase, Cristo nos quiere bendecir con amor. Confiar que incluso lo que nos cuesta, al final es un abrazo de Dios y su Providencia. Pues aunque no siempre las cosas suceden como las esperamos, Dios nunca deja de ser un Padre bueno.

A Dios le encanta sorprendernos con una creatividad como sólo Él tiene. Al igual que un padre con su hijo pequeño; cada día hay algo nuevo, algo que no sabíamos, algo que no teníamos previsto… Un mensaje sencillo y corto para entrar en el Reino de los cielos. Tan sencillo que sólo los niños de corazón lo entienden.

«Quien se hace pequeño como un niño —nos dice Jesús— “es el más grande en el reino de los cielos”. La verdadera grandeza del hombre consiste en hacerse pequeño ante Dios. Porque a Dios no se le conoce con elevados pensamientos y muchos estudios, sino con la pequeñez de un corazón humilde y confiado. Para ser grande ante el Altísimo no es necesario acumular honores y prestigios, bienes y éxitos terrenales, sino vaciarse de sí mismo. El niño es precisamente aquel que no tiene nada que dar y todo que recibir. Es frágil, depende del papá y de la mamá. Quien se hace pequeño como un niño se hace pobre de sí mismo, pero rico de Dios.»
(Homilía de S.S. Francisco, 1 de octubre de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy, evitaré imponer mis criterios y buscaré estar abierto a las opiniones de los demás.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.