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MarÃa modelo de la Iglesia servidora |
Escritores Actuales / | Schwizer Nicolás |
Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: HomilÃas del Padre Nicolás Schwizer |

Mateo 25, 31-46: Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme.”
Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”
Y el rey les dirá: “Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.”
Y entonces dirá a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. “
Entonces también éstos contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”
Y él replicará: “Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo.”
Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.»
Reflexión
1. Queremos aprovechar para conocer mejor la misión de la Sma Virgen para nuestro tiempo. Según el testimonio del Concilio, Ella es el modelo perfecto de la Iglesia renovada, de la Iglesia del futuro.
Hoy, María nos quiere recordar, que el amor es la más profundo y significativo del cristiano y que el amor se expresa en el servicio. Así nos muestra, con su ejemplo, que la Iglesia es y quiere ser servidora de los hombres.
2. Acabamos de oír el Evangelio de hoy. Jesús mismo nos describe el cuadro del juicio final. Por eso debemos tomarlo muy en serio. Nuestro amor al hermano, manifestado en concretas obras de caridad; decide sobre nuestra felicidad o perdición eterna.
Es fácil, hablar de amor y de caridad, pero resulta muy difícil vivirlos, porque amar significa servir, y servir exige renunciar a sí mismo. Si no fuera así, estaríamos en el paraíso, ya que todos los hombres y todos los cristianos estamos de acuerdo en cantar las bellezas del amor.
Sin embargo, sigue habiendo guerras, injusticias socia-les, persecuciones políticas en el mundo. Es porque amar cuesta, porque servir cuesta. Es porque el pecado original nos inclina a buscar siempre el propio interés, a querer dominar y estar en el centro.
3. Pero, ¿qué es servir? El mismo Jesús lo explica: servir es dar su vida por los otros, es entregarse a los demás. Servir es darse uno mismo, entregando al otro nuestra preocupación y nuestro tiempo, nuestro amor.
Sirve la mujer que plancha hasta tarde la camisa que su marido necesita; o que pasa la noche junto al hijo enfermo. Sirve quien apaga la televisión durante la telenovela para recibir al vecino y escuchar sus problemas. Sirve quien renuncia a unas horas de descanso para ir a pasear con sus hijos, para participar en una reunión de la comisión vecinal.
4. La Iglesia del Concilio se proclamó una Iglesia servidora del mundo y de los hombres. Por eso eligió como modelo de esa actitud a María.
Ya en la primera escena del Evangelio, en la Anunciación, vemos a la Sma Virgen llena de disponibilidad servicial. Ella se proclama la esclava del Señor. Nosotros muchas veces creemos que estamos sirviendo a Dios porque le rezamos una oración o cumplimos una promesa. Miremos a María: Ella le entrega toda su vida, para cumplir la tarea que Dios le encomienda por el ángel. Ella cambia en el acto todos los planes y proyectos que tenía, se olvida completamente de sus propios intereses.
Lo mismo le pasa con Isabel. Sabe que ella va a tener un hijo y parte enseguida, a pesar del largo camino de unos cien kilómetros. Y se queda tres meses con ella, sirviéndola hasta el nacimiento de Juan Bautista.
No se le ocurre sentirse superior: María sabe por el ángel que su hijo será el Rey del universo y el de Isabel sólo su precursor. Pero es Ella la que corre donde vivía su prima. Y no busca pretextos por estar encinta y no poder arriesgarse en un viaje tan largo.
Lo hace todo esto, porque sabe que en el Reino de Dios los primeros son los que saben convertirse en servidores de todos. Cuando el ángel le anuncia que Ella será Madre de Dios, entonces María comprende que esta vocación le exige convertirse en la primera servidora de Dios y de los hombres.
5. Para poder construir el país mejor que todos deseamos, se precisa mucho espíritu de sacrificio y de servicio. Es tarea de todos y saldrá adelante sólo con la entrega generosa de todos.
Pero ese servicio, lo que el país nos pide, tiene que ser dado en el espíritu de Cristo y de María. Debe ser un servicio que busque realmente mi entrega a los demás, y no mi poder personal, ni el dominio absoluto de mi empresa o de mi partido. No queremos reemplazar una clase dominante por otra, que trae nuevas formas de opresión.
Sin este espíritu, el país no será renovado, aunque disminuyan las diferencias sociales. Una justicia que no va acompañada del amor servicial, es inhumana, es una justicia sin alma.
Pidámosle a María que nos ayude a construir una Iglesia según su imagen, una Iglesia servidora de los hombres, que sea, realmente, alma de un país mejor.
¡Qué así sea!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Padre Nicolás Schwizer
Instituto de los Padres de Schoenstatt
• Comentarios al autor
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme.”
Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”
Y el rey les dirá: “Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.”
Y entonces dirá a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. “
Entonces también éstos contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”
Y él replicará: “Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo.”
Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.»
Reflexión
1. Queremos aprovechar para conocer mejor la misión de la Sma Virgen para nuestro tiempo. Según el testimonio del Concilio, Ella es el modelo perfecto de la Iglesia renovada, de la Iglesia del futuro.
Hoy, María nos quiere recordar, que el amor es la más profundo y significativo del cristiano y que el amor se expresa en el servicio. Así nos muestra, con su ejemplo, que la Iglesia es y quiere ser servidora de los hombres.
2. Acabamos de oír el Evangelio de hoy. Jesús mismo nos describe el cuadro del juicio final. Por eso debemos tomarlo muy en serio. Nuestro amor al hermano, manifestado en concretas obras de caridad; decide sobre nuestra felicidad o perdición eterna.
Es fácil, hablar de amor y de caridad, pero resulta muy difícil vivirlos, porque amar significa servir, y servir exige renunciar a sí mismo. Si no fuera así, estaríamos en el paraíso, ya que todos los hombres y todos los cristianos estamos de acuerdo en cantar las bellezas del amor.
Sin embargo, sigue habiendo guerras, injusticias socia-les, persecuciones políticas en el mundo. Es porque amar cuesta, porque servir cuesta. Es porque el pecado original nos inclina a buscar siempre el propio interés, a querer dominar y estar en el centro.
3. Pero, ¿qué es servir? El mismo Jesús lo explica: servir es dar su vida por los otros, es entregarse a los demás. Servir es darse uno mismo, entregando al otro nuestra preocupación y nuestro tiempo, nuestro amor.
Sirve la mujer que plancha hasta tarde la camisa que su marido necesita; o que pasa la noche junto al hijo enfermo. Sirve quien apaga la televisión durante la telenovela para recibir al vecino y escuchar sus problemas. Sirve quien renuncia a unas horas de descanso para ir a pasear con sus hijos, para participar en una reunión de la comisión vecinal.
4. La Iglesia del Concilio se proclamó una Iglesia servidora del mundo y de los hombres. Por eso eligió como modelo de esa actitud a María.
Ya en la primera escena del Evangelio, en la Anunciación, vemos a la Sma Virgen llena de disponibilidad servicial. Ella se proclama la esclava del Señor. Nosotros muchas veces creemos que estamos sirviendo a Dios porque le rezamos una oración o cumplimos una promesa. Miremos a María: Ella le entrega toda su vida, para cumplir la tarea que Dios le encomienda por el ángel. Ella cambia en el acto todos los planes y proyectos que tenía, se olvida completamente de sus propios intereses.
Lo mismo le pasa con Isabel. Sabe que ella va a tener un hijo y parte enseguida, a pesar del largo camino de unos cien kilómetros. Y se queda tres meses con ella, sirviéndola hasta el nacimiento de Juan Bautista.
No se le ocurre sentirse superior: María sabe por el ángel que su hijo será el Rey del universo y el de Isabel sólo su precursor. Pero es Ella la que corre donde vivía su prima. Y no busca pretextos por estar encinta y no poder arriesgarse en un viaje tan largo.
Lo hace todo esto, porque sabe que en el Reino de Dios los primeros son los que saben convertirse en servidores de todos. Cuando el ángel le anuncia que Ella será Madre de Dios, entonces María comprende que esta vocación le exige convertirse en la primera servidora de Dios y de los hombres.
5. Para poder construir el país mejor que todos deseamos, se precisa mucho espíritu de sacrificio y de servicio. Es tarea de todos y saldrá adelante sólo con la entrega generosa de todos.
Pero ese servicio, lo que el país nos pide, tiene que ser dado en el espíritu de Cristo y de María. Debe ser un servicio que busque realmente mi entrega a los demás, y no mi poder personal, ni el dominio absoluto de mi empresa o de mi partido. No queremos reemplazar una clase dominante por otra, que trae nuevas formas de opresión.
Sin este espíritu, el país no será renovado, aunque disminuyan las diferencias sociales. Una justicia que no va acompañada del amor servicial, es inhumana, es una justicia sin alma.
Pidámosle a María que nos ayude a construir una Iglesia según su imagen, una Iglesia servidora de los hombres, que sea, realmente, alma de un país mejor.
¡Qué así sea!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Padre Nicolás Schwizer
Instituto de los Padres de Schoenstatt
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