¿Existen burros ensotanados?
Por: Padre Mariano Huidobro | Fuente: www.seminariotlalnepantla.org
Quizá esto pueda sonar un poco chistoso o curioso, y surgiría la pregunta ¿existen burros ensotanados?, e incluso hasta parece ridícula la pregunta. Pero la realidad es que sí existen, pero no como ustedes se los imaginan.
Los "ensotanados" nacen en una familia al igual que nosotros...
Hola, yo soy “Saturnino” y esta es mi historia. Nací a finales del mes de noviembre del año de 1981, crecí dentro del seno de una familia unida y digamos que hasta cierto punto tratando de vivir su fe. Soy el segundo de tres hijos, tanto mis hermanos y yo siempre tratamos de llevar una buena relación con mis papás. Todo en mi vida era tan normal como la de cualquier muchacho; asistí al kinder, posteriormente ingrese a la primaria. Todo parecía ir conforme a lo que la mayoría de los padres de familia tienen planeado para sus hijos. Recuerdo bien el día en que tuve mi primer contacto con un sacerdote. Fué el día llamado de la "Candelaria", un 2 de febrero del año 1990. El sacerdote encargado de la comunidad a la que pertenezco lo acababan de cambiar y curiosamente me llamó la atención por estarme durmiendo en misa. Después de algunos meses, tras haber escuchado la invitación por parte del padre, a formar parte del grupo de monaguillos, fue que ingrese por primera vez en el ambiente eclesial.
No todos los sacerdotes son "perversos",los hay con quienes se puede convivir y ayudan a las personas a descubrir a cristo en ellos
La convivencia con el padre “Teo” creo que fue muy fundamental en mi vida, ya que de los 5 monaguillos que éramos, yo era con el que más salía, es decir, yo era el que más lo acompañaba a las celebraciones que tenía que realizar fuera de la Parroquia. Recuerdo bien sus palabras que nos dirigía a todos sus monaguillos, el nos decía: -“Cuando cumplan 15 años los voy a llevar al seminario”. Pero para un niño de escasos 9 años poco le sonaban estas palabras, y mucho menos la invitación a pertenecer al "Seminario", lo único que le interesaba junto con el grupo de monaguillos era pasarla bien. Duramos colaborando con el padre “Teo” cerca de dos años, que fue lo que él duro en mi comunidad parroquial. En el año de 1992, el padre “Teo” enferma de gravedad y es retirado de la comunidad, poco tiempo después el fallece. En ese mismo mes en que falleció el padre “Teo” llegó el nuevo párroco, al cual no le gustaba tener a cinco chiquillos que le ayudaran, así que nos dio las gracias y nos despidió. Claro que esta fue una etapa muy fuerte y muy triste, pero como lo dije anteriormente, para un niño de 11 años para entonces, pronto se le pasaría la tristeza.
"No te pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del maligno" Jn 17,15
Posteriormente viene la etapa de la secundaria, donde fue un periodo de ir conociendo un poco más el mundo y más amigos. Hasta cierto punto pudiera decir que hasta de rebeldía hacia todos, incluyendo a Dios. Lo que menos me importaba era saber que iba a pasar con mi vida, un proyecto claro para mi vida era como el de cualquier muchacho: estudiar una carrera, divertirse, casarse, hijos, y morir, parecía que tuviera ya mi vida arreglada. Después de la etapa de secundaria, llega el momento de enfrentarse al mundo exterior, a un mundo más abierto y a la vez más sofocante, me refiero al mundo del nivel medio superior. Sinceramente puede decir que fue una etapa también fundamental y pudiera decir fue de mucha maduración, pues ya nos empieza a preocupar que es lo que va a pasar con nuestra vida. Es la etapa de las decisiones. Ingrese al Centro de Estudios Científicos y Técnicos #2 “Miguel Bernard Perales” del IPN, mejor conocido como la “voca dos”. En la cual realice mis estudios de preparatoria y después de realizar los estudios correspondientes llegó el momento más esperado, decidir en que iba a emplear el resto de mi vida, qué carrera era la que tenía que estudiar. Como el resto de mis compañeros, pues siempre buscamos lo novedoso, lo que vaya en “punta”, lo que este de “actualidad” y después de pensarlo hice solicitud para ingresar a la UPIBI-IPN, para estudiar la carrera de Biotecnología. Y claro como es obvio uno nunca piensa que eso será lo definitivo o que otras opciones de vida se tienen.
...para cambiar la historia, no se necesitan hacer cosas tremendamente espectaculares, simplemente es dar un vuelco en tu vida
Siempre he dicho que para cambiar la historia, no se necesitan hacer cosas tremendamente espectaculares, simplemente es dar un vuelco en tu vida y a veces por un detalle muy insignificante. Ya estando yo estudiando de lleno mi carrera, cuando pensé que esa iba a ser a lo que pensaba entregar mi vida me sucedió lo que le pasó al apóstol Mateo, y me refiero a él porque me identificó con él; llegó el Maestro de Nazaret y cambio mi vida. Un día mis papas nos encontraron discutiendo fuertemente, a mi hermano y a mí, recuerdo perfectamente bien las palabras que dijo mi papá: -“ahora de castigo se van a ir al retiro”. Y es que por esas fechas la parroquia a la que pertenezco estaba invitando a los jóvenes a un retiro de tres días y una prima nos había ya invitado pero nosotros le dijimos que no nos interesaba. Después del altercado, me puse a reflexionar profundamente, y vi que era una buena opción el ir al retiro, no me quería negar la posibilidad de conocer gente nueva y sobre todo me llamaba la atención el testimonio que esos jóvenes daban, se les veía muy alegres, llenos de vida. El retiro se llevaría a cabo a principios de noviembre y como buen mexicano hasta la mera hora me decidí a ir al retiro.
Señor, ¿adónde vas?
Sinceramente fue una experiencia inolvidable, el poder sentir y experimentar a un Jesús vivo y resucitado y sobre todo a un Jesús joven y joven como yo. Sin duda esa experiencia de Dios me lleno mucho y comencé a recordar otra vez mis experiencias pasadas cuando era monaguillo, en ese momento podía yo también experimentar esa alegría y esa ilusión de la que tanto admiraba a esos jóvenes. Y había descubierto el por qué, que sin duda alguna era Jesús. Después del retiro comencé a trabajar en la parroquia dentro del mismo grupo de jóvenes y me comenzó a llamar la atención sobre todo un vacío que sentía en mí. Ciertamente había conocido a Jesús y me hacia feliz eso, pero sentía que me faltaba algo más y no daba con que. Un día se nos informo del próximo retiro y alguien me dijo “por qué no vas tú de servidor”, lo cual no me pareció mal idea, pensé que eso es lo que podía ser, era el momento de empezar a echar las redes también.
"Os he dado ejemplo, para que hagáis lo que yo he hecho con vosotros" Jn 13, 15
Esa primera experiencia de servicio que tuve sin lugar a dudas me lleno mucho y pude experimentar otra faceta del cristiano, el servicio. Según el mandato del Señor “Pues si bien, si yo, que soy el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, ustedes deben hacer lo mismo unos con otros (Jn 13, 14)”, es decir, era hora de hacer lo mismo que hicieron conmigo. Así me la pase en dos retiros, de servicio hasta que un día, así como paso con Mateo y con los demás apóstoles, un día de tantos, en la cotidianidad de la vida el día menos esperado Jesús “mirándome a los ojos pasó y me llamó para estar con él”, es decir, en mi interior puede escuchar la voz del Señor que me decía como a Jeremías: “Antes de haberte formado yo en el vientre, te conocía, y antes de que nacieses, te tenía consagrado: y en profeta de las naciones te consagre (Jr 1, 5)”. Y aún en día esas palabras resuenan en mi interior. Y al igual que Jeremías no sabía ni que decirle, ponía de pretexto mi carrera, mi familia, mis amigos incluso a mi mismo, como iba a ser posible que el Señor se hubiera fijado en mí, había tantos jóvenes mejores que yo y que su vivencia de fe era más fuerte.
"Cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto" Mt 6,6
Fue un tiempo de crisis pero también de mucha oración y sobre todo de no alejarse de Jesús. Pero creo que el momento más fuerte fue cuando hice partícipes de mi inquietud a mis papás, sin lugar a dudas fue un duro golpe para ellos, pues como todos nunca se imaginaban que de la familia saliera alguien con inquietud sacerdotal. Ellos esperaban tener un ingeniero, un arquitecto pero ¿tener un sacerdote en la familia? Y todavía más se inquietaron pues por que me gusta mucho bailar e ir a fiestas, en pocas palabras: ¡ divertirme ! No lo podían concebir, fue una de las pruebas más duras que tuve que soportar. De hecho, para poder asistir al pre-seminario, tuve que decirles que mi actual párroco me había mandado a tomar un retiro,pero su sorpresa fue mayúscula cuando el día que termino el pre-seminario llegue con la carta de aceptación y con la decisión firme de querer dar respuesta a la invitación que Jesús me había hecho. Y como dije anteriormente fue una etapa muy dura y muy difícil, pues la mayoría de mi familia a excepción de unos cuantos, trataban de convencerme de que no me metiera al seminario, que terminara mejor mi carrera, pero yo siempre me mantuve firme en mi decisión de seguir al Maestro de Nazaret. Actualmente curso el primer año de teología, y aún continúo recordando esa invitación que Jesús me hizo y que constantemente, cada día que me levanto y asisto a la capilla para orar, me sigue haciendo y a la cual yo estoy tratando de responderle lo mejor posible. Hay días en que hecho una mirada para atrás y veo la posibilidad de que a lo mejor yo pudiera ser ya un ingeniero titulado como la mayoría de mis compañeros de carrera, pero veo hacia adelante y veo esa invitación que Jesús hace a los que el ha escogido y me siento dichoso de que se hubiera fijado en mi. Y a lo mejor esa misma invitación te la esta haciendo a ti, no te hagas sordo a su voz y sobre todo recuerda que Jesús llama en la cotidianidad de tu vida.
Saturnino “el burro ensotanado”
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