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El actual eclipse de la autoridad paterna - Sus causas y sus consecuencias en el matrimonio y en la educación de los hijos
1. CAUSAS Y CONSECUENCIAS DEL ECLIPSE DE LA AUTORIDAD PATERNA

1) De lo que hemos venido diciendo acerca del rol de la mamá y del papá en la educación del varón y de la niña, se desprende que en la educación de los niños es decisiva la personalidad misma del padre y de la madre, porque de eso depende su manera de vivir ambos la relación esponsal. Ya que la relación esponsal misma es el ejemplo vivo que tienen los hijos cada día delante de los ojos, para internalizar desde pequeños los modelos esponsales masculinos y femeninos. El modo de vivir que corresponde a su propio sexo y del sexo opuesto.

2) La vivencia cotidiana de la relación esponsal misma es la principal acción pedagógica sobre los hijos, que no por ser indirecta es la menos importante. Todo lo contrario. La vida cotidiana no deja mentir ni fingir. En el cada día sale a la luz la verdad acerca de cómo vive su hombría el padre y su femineidad la madre. Lo que pueda decirse o enseñarse teóricamente acerca de estas cosas, recibirá su fuerza y eficacia de la coherencia con el ejemplo diario.

3) Me decía un papá que los hijos aprendían la desobediencia de la desobediencia de sus mamás. Se trata de un anillo de causas que se retroalimentan, de relaciones que se interinfluyen. Porque si le preguntamos a las esposas qué cosa les hace difícil la obediencia a los esposos encontramos que, - además de la herida del pecado original que a la mujer le hace difícil la obediencia hasta al mismo Dios -, les cuesta muchísimo más confiar en un hombre que no gobierna bien sus pasiones ¿Cómo va a gobernar la familia si no se gobierna a sí mismo en la gula, la lujuria y la ira? Cuando los hijos la ven a su mamá desobedecer a tal padre, a menudo le dan la razón a la madre. De manera que no es ella la única culpable de que ellos no presten autoridad al padre, sino que el mismo padre se desautoriza a sí mismo ante la esposa primero y ante los hijos después.

4) Un libro reciente del Cardenal Paul Josef Cordes: El Eclipse del Padre19 , recoge el resultado de numerosas investigaciones sociológicas, antropológicas, psicológicas, criminológicas y jurídicas que muestran cómo está decayendo la autoridad paterna en la cultura dominante y qué desastrosas consecuencias tiene esto en los hijos. Sobre todo en las hijas: la deficiencia de amor y de autoridad paterna las marca a ellas en su aceptación de sí mismas como mujeres, en su apertura y aceptación del varón. El foso que separa a los sexos en esta cultura tiene su raíz en el que cada vez con mayor frecuencia separa al padre de sus hijas. Pero también los varones sufren por carencia de padre y se extravían en conductas familiares violentas por descontrol de sus pasiones. Los hechos de que estamos hablando son, pues, hechos generalmente reconocidos hoy por la sociología, la psicología, la antropología y demás ciencias del hombre. El libro del Cardenal Cordes viene a ponerlo en el centro de la atención de nuestro ministerio pastoral.

5) Una de las muchas y no pequeñas desventajas y deficiencias de los hogares monoparentales femeninos es que las madres no pueden reemplazar al padre. Padres ausentes, a veces por su culpa, otras veces excluidos por la esposa, o que se acercan de modo hostil o silencioso, no comunicativo, no ofrecen a sus hijos ninguna enseñanza para aprender a vivir. Esto suscita a veces rencores y falencias en los hijos carenciados de comunicación y de afecto paterno; resentimientos que pueden acompañarlos toda la vida.

6) El Cardenal Cordes hace notar que a los efectos nocivos de los hogares monoparentales femeninos se suma la poderosa influencia cultural de una verdadera ingeniería social y cultural de las costumbres y los comportamientos que por medio de la moda y otros medios, propaga y acentúa la indiferenciación sexual reconduce al ser humano a la fusión inicial con la madre, cierra el paso a la aceptación de la ley y fomenta la violencia, una violencia fundamental por la que el individuo arruina su entorno relacional y se daña a sí mismo, no mostrándose a sí mismo a los otros ¡ni a sí mismo! ni logrando cuajar su propia identidad.

7) La figura varonil paterna plena, segura, autodominada, es necesaria para la formación tanto del varón como de la niña. La madre no es suficiente. Su rol es el más importante a edad temprana y nunca cesará de tener importancia. Gracias a la madre, el recién nacido, el bebé y el infante desarrollan sus aptitudes. Ella hace eclosionar primero y madurar más tarde, su yo, su capacidad perceptiva, a partir de la cual accede al mundo. La madre es el fundamento seguro. Gracias a ella el niño cobra seguridad en sí mismo. Vence el miedo a darse a los demás. Sin embargo, el universo de la madre y del niño es un mundo cerrado si el padre no entra en él para aportar lo que la mamá no puede aportar. Al padre corresponde desatar los lazos que unen a madre e hijo. Ella lo protegería tanto que inhibiría en él toda capacidad de asumir riesgos. Su posesividad protectora impediría las iniciativas de sacrificio oblativo en su niño.

8) El padre ha de separar esa simbiosis. Adoptando la posición de tercero debe incitar al niño a tomar iniciativas, a aspirar a su propia autonomía. Debe también disciplinar los instintos del niño Con su ejemplo y su autoridad, debe enseñar el autodominio donde las madres se inclinan a consentir y les cuesta poner límites. Sólo el padre convierte a la madre en un tú para el hijo. Sin él la madre formaría una sola cosa, indisoluble con el hijo, lo asimilaría, lo absorbería, impidiéndole alcanzar su autonomía y acercarse por sí mismo a la realidad, sin la perenne mediación materna.
9) Una madre que ama sanamente a sus hijos verá gustosa la intervención educativa varonil de su esposo y la respetará en lo que tiene de diferente y de complementario. El amor maternal sano sabe renunciar al control y la posesión absoluta del hijo. La verdadera madre es la que sabe renunciar al hijo antes de verlo dividido por la espada. Esa es la enseñanza que deja la historia del sabio rey Salomón y de las dos mujeres que contendían por un niño (1 Reyes 3, 16 ss.).

10) Sin embargo en nuestra cultura crece el foso entre lo que la ciencia psicológica reconoce y lo que las legislaciones establecen. La legislación reduce cada vez más la autoridad paterna. La patria potestad va sufriendo progresivos recortes y controles estatales. Las leyes de los Estados occidentales promueven la segregación directa del padre durante el proceso de crecimiento de los niños. La legislación alemana actual es de tal índole que puede suceder que una madre infiel, que abandona a su marido y vive con su amante, lo obliga a aceptar el divorcio y puede luego negarle a su esposo la visita a sus hijos concediéndoles solamente el verlos un fin de semana cada ocho semanas y tres semanas durante las vacaciones. Las legislaciones ignoran cada vez más los derechos del padre. Los siguen obligando a alimentarlos, y se los priva inicuamente del derecho a gobernarlos.

11) Se trata de una situación cultural que la legislación reconoce y legitima. Y de una legislación que refuerza el hecho cultural y social. La autoridad del padre está en crisis y esto influye en deprimir la autoestima del varón en la sociedad.

12) Uno de los motivos por el que crece la homosexualidad masculina es porque hay cada vez más varones tentados de imitar a la mujer, de identificarse con ella, con su modelo y sus roles. A pesar de todas las denuncias de ‘machismo´ lo que está ocurriendo en realidad, es que la mujer tiene una posición cada vez más dominante en esta cultura y es un modelo más avasallante y seguro, frente a la imagen recesiva o regresiva del varón instintivo y, por eso mismo, en creciente proceso de desautorización. El machismo, en efecto, que es denunciado pero no deja de ser fomentado a la vez, es una actitud regresiva hacia lo animal y lo instintivo. Significa una deshumanización del poder varonil, cada vez más reducido a su potencia sexual. Una deshumanización tan evidente, que lo pone en franca desventaja frente al dominio de la mujer. Ella ejerce un dominio más psicológico, que se corrompe no por evidente defecto, como en el varón, sino por oculto o no tan evidente exceso, por la vía de la imposición y la manipulación psicológica, como en el ángel de luz.

13) Los rockeros, varones en su inmensa mayoría, ofrecen el modelo de una voluptuosa y feroz virilidad vociferante y genitalizada, homogénea con sus histéricas fans en la platea. Un histerismo que festeja y alienta el hundimiento del varón en lo instintivo. Este fenómeno es uno de los amargos frutos de una niñez y juventud sin padres ni verdaderas madres: una juventud que ha perdido el rumbo y la brújula que les hubiera permitido encontrarse con su propia verdad existencial como hombres y mujeres. Aunque las naciones del primer mundo parezcan dominar el mundo entero, sus sociedades están heridas de muerte por la disolución familiar de grandes masas de la población. Lo que las sostiene es lo que aún queda en ellas de familia sana y viable.

14) Los sociólogos, dice el Cardenal Paul Josef Cordes, reconocen que las familias centradas en la mujer producen en los hijos varones una virilidad ostensiva y violenta. Se puede predecir que de ciertas situaciones familiares resultará igualmente un tipo de varón violento. Por ejemplo, si está afectado por la separación de sus padres, o por desavenencias entre ellos durante años, o por una vida familiar de apariencia normal pero vacía de sentido, carente de anclajes y de raíces, sin vinculaciones en su entorno con grupos juveniles sanos, sino con jóvenes que están en su misma situación.

15) Cuando a la disolución familiar se unen los efectos de una sociedad antieducativa, los mensajes confusores de los medios de comunicación dirigidos por la primacía de los intereses económicos gobernándolo todo, entonces resulta lo que el Cardenal Cordes llama ‘una conjura contra el adolescente que acaba destruyéndolo´. Ni qué decir del niño pequeño. Pero basta que en un hogar haya una figura de verdadero padre y esposo, para que esa familia esté poderosamente defendida, como por un pararrayos, de la destructividad ambiental.

16) Quien sepa algo de la relación entre religión y cultura comprenderá que esta crisis de la figura paterna en la cultura dominante es consecuencia de haber abandonado a Dios Padre. Esta cultura es comparable al hijo pródigo ocupado en malgastar sus bienes, lejos de la casa de su padre. Pero hay un Dios Padre que espera paciente su retorno.


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PARA COMENTAR

1) ¿Qué relación hay entre la extendida crisis de la autoridad paterna y la crisis religiosa de la figura del Padre celestial?

2) ¿Qué relación hay entre la crisis de autoridad paterna del, con la herida del pecado original en el varón y la mujer, de la que hemos tratado antes, en particular con la erotización del varón?

3) ¿Cómo fomenta la mujer el machismo del varón? ¿Qué consecuencia del pecado original en la mujer puede contribuir a esta crisis de la autoridad paterna?

4) ¿Cuáles son las consecuencias de una figura paterna débil en la hija? ¿Son las mismas que en el hijo varón?

6) ¿Que se puede hacer para cultivar la autoridad del padre en la familia? ¿En la sociedad? ¿Cree que se podría empezar por un reavivamiento de la fe en Dios Padre?


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