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Cargando con su cruz, salió hacia el Calvario
Imagen: Proposta Cristiana. La Via Crucis. (http://digilander.iol.it/proposta)
Este momento previo a la crucifixión, que ha llegado a ser una oración importante en la tradición de la Iglesia, es perfectamente visible en el Hombre de la Sábana. Fue un penoso camino seguido descalzo por el Señor, que martirizó hasta el paroxismo su debilitado cuerpo.
Después de la condena a muerte, y una vez quitado el capuchón de ignominia del que hablamos páginas atrás, se colocaba sobre sus hombros el patibulum, el travesaño horizontal, y no toda la cruz como se ha imaginado siempre. El palo vertical o stipes estaba ya enclavado en el lugar de la crucifixión. Jesús recorrió este camino vestido y descalzo, pues sus pies estás muy llagados y sobre los hombros se distinguen claramente las huellas del patibulum y las de la flagelación. Si el patibulum, que oscilaba entre 35 ó 40 kg. hubiese estado directamente sobre las heridas, éstas se hubiesen abierto mucho más y por la fricción se hubiese convertido toda la parte superior de la espalda en una enorme herida.
En la zona sobrescapular derecha y escapular izquierda se relevan dos áreas de mayor intensidad de la imagen, que se refieren al transporte a hombros por parte del condenado del brazo horizontal de la cruz
Al ir atado horizontalmente, con los brazos en cruz, no podía poner las manos por delante en las caídas, lo cual suponía golpes muy fuertes en las rodillas y en la cara. En la Sábana se distinguen las huellas de estas contusiones, pues las rodillas están destrozadas, y tanto en ellas como en la punta de la nariz se ha encontrado tierra adherida. El camino al Gólgota, lo hizo descalzo pues la planta de los pies aparece escoriada y en el talón derecho se encontró un elemento que en principio costó identificar, se trata de lodo.
La razón de las caídas, además de la extrema debilidad de Jesús, podemos encontrarla en que los condenados hacían el camino al lugar de la ejecución (unos 500 metros de la Torre Antonia al Calvario) atados unos a otros. Además cada uno llevaba atada la punta izquierda del patibulum al tobillo izquierdo. En la Sábana se distinguen claramente las marcas de una cuerda en esa posición en la pierna izquierda, a la altura de los gemelos. Esta situación ponía a los condenados en un precario equilibrio. Si tenemos en cuenta que los otros dos reos que iban con el Señor estaban siendo flagelados por los soldados en el camino, llegamos a la conclusión de que al estar más frescos huirían continuamente de los golpes, provocando tirones bruscos de la cuerda, lo que haría perder el equilibrio al extenuado Jesús, el cual debió caer al suelo en repetidas ocasiones. Es lógico pensar que los soldados del cortejo, al ver el lamentable estado de Cristo, pensasen que no iba a llegar vivo al Gólgota, y más movidos por el cumplimiento de sus ordenes que por una falsa piedad, pidieron a un transeúnte que cargase el patibulum del Nazareno.
Ciertamente si no hubiesen hecho esto, muy probablemente Jesús habría fallecido por conmoción cerebral antes de ser crucificado.
Jesús llega al calvario destrozado, extenuado y sumamente débil, deshidratado, atacado por una fiebre intensa y desfallecido de cansancio y pena.
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LA SÁBANA SANTA