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El leptón

Los ojos del Hombre de la Sábana aparecen extrañamente abultados, tanto que viendo sólo el rostro da la sensación de tenerlos abiertos. Esto dio lugar a que la iconografía representase en ocasiones a Jesús con los ojos saltones.
El descubrimiento de las supuestas monedas sobre los ojos lo realizaron en 1977 los científicos que descubrieron la tridimensionalidad del Lienzo con el VP8, al analizar las fotografías del rostro. En 1979 el P. Francis Filas S.I. de la Universidad de Loyola en Chicago (E.E.U.U.), amplió al máximo con microscopio electrónico la zona ocular de la figura, y afirmó que este Hombre tiene sobre los párpados 2 monedas, lo que confirma, según él, la usanza de los enterramientos judíos y de tantos pueblos antiguos, que colocaban monedas sobre los párpados para mantener los ojos cerrados.
El P. Filas y algunos numismáticos, llegaron a identificar la moneda, que aparece más nítida en el ojo derecho que en el izquierdo. Se trata de un leptón, moneda acuñada por Poncio Pilato y que circuló en Palestina entre los años 26 y 36 de nuestra era. Existen ejemplares de esta moneda en colecciones numismáticas; el leptón no representa ninguna figura humana si no un cayado, utilizado por los augures o adivinos romanos, llamado lituus. Las figuras de los leptones solían ser palmeras, ánforas u otros adornos. Pilato acuñó su leptón con esta figura del culto pagano para mortificar el ánimo de los judíos. Años más tarde su inconsideración e imprudencia le costarán el puesto.
En las ampliaciones se distinguen las letras UCAI, que pertenecen a las palabras completas TIBEPIOUCAICAPOC. La duda más fundada de esta suposición es que la palabra CAICAPOC, debería estar escrita con K inicial y no con C. Como respuesta podemos decir que resulta conocida entre los numismáticos la mala calidad con que Pilato acuñaba sus monedas, incluso con errores ortográficos. Existen además en colecciones algunos leptones con el mismo error.
Ha habido autores tan prestigiosos como Luigi Fossati o Mons. Giulio Ricci, que niegan la existencia de estas moneditas sobre los ojos del Crucificado. Mons. Ricci atribuye tal abultamiento a una concentración de materia orgánica en la cuenca de los ojos; para él además, las supuestas letras están fuera del eje de lo que deberían ser las monedas. Por otra parte trata también el tema de los enterramientos judíos en la época de Cristo, afirmando que no consta sino hasta la Edad Media, que los judíos utilizasen este tipo de monedas "impuras" sobre los cadáveres para mantener los ojos cerrados. Además hace referencia a los errores ortográficos de las monedas, y sostiene que son otra prueba del error de la hipótesis del leptón. Este último punto ya lo hemos tratado más arriba y parece zanjado; en relación a las otras tres objeciones de Mons. Ricci podemos decir que las letras que aparecen en las ampliaciones, no están fuera del eje de la moneda. La mala acuñación del leptón y el desgaste por el uso hacían que esta moneda no tuviese en muchos casos ni siquiera la forma circular (como en los ejemplares de las colecciones existentes), lo cual le confiere una forma extraña, especialmente en una fotografía como es el caso de la Sábana. Creemos que no se trata tampoco de concentración de materia orgánica, ya que tanto las letras como el cayado aparecen bastante claros. Se han encontrado más de 74 puntos de coincidencia entre los leptones existentes y las marcas del ojo del Hombre de la Sábana; una figura tan complicada no puede formarse simplemente por casualidad.
En cuanto al modo de enterramiento judío, se descubrió a final de los años setenta una necrópolis del siglo I cerca de Jericó. En una de las tumbas se encontraron dentro del cráneo del cadáver dos monedas de Herodes Agripa (41-44). Esto parece confirmar la usanza judía en relación con la Sábana.
Por otra parte si admitimos la veracidad de la existencia del leptón en los ojos del Crucificado, lo cual parece muy probable, tenemos prácticamente la fecha del enterramiento del cadáver, pues sólo circuló en un período muy determinado y en una zona geográfica perfectamente localizada; lógicamente quien efectuó la sepultura del cuerpo empleó la moneda de uso corriente, la que tenía más a mano.
Aunque no podemos negar los fundados argumentos (arqueológicos, históricos, e incluso la disposición física del cadáver en en el sepulcro) en contra de esta hipótesis, la presencia de estas imágenes en las fotografías parece garantizar su validez.
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LA SÁBANA SANTA