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El origen de mis miedos: el divorcio de mis padres
Un buen matrimonio no depende directamente de tener padres divorciados, sino de estar conscientes que con base en comunicación, amor, confianza se puede tener una bella familia


Por: Cirze Tinajero | Fuente: yoinfluyo



El divorcio tiene muchísimas consecuencias, pero entre las más preocupantes se encuentra que los hijos de padres divorciados dejen de creer en el matrimonio, que tengan miedo al compromiso y piensen que nunca podrán formar parte de la típica familia de papá, mamá e hijos.

Es cierto que haber crecido sin la presencia de ambos padres puede tener serias repercusiones, pues varios estudios han demostrado que aumenta el riesgo de que el matrimonio de los hijos acabe también en divorcio, ya que tienen la percepción de que casarse es una vía de escape.



También los hijos de divorciados tienen mayor probabilidad de padecer dificultades con sus relaciones amorosas por carecer de modelos exitosos en sus relaciones de pareja que les puedan servir de guía, lo cual es la principal causa de que evadan el matrimonio.

Pero bien dicen que querer es poder, y si bien es cierto que los hijos de padres divorciados tienen miedo de seguirles los pasos (lo cual es natural), esto es superable e incluso su situación puede ayudarles a tener un excelente matrimonio.

Primero es indispensable acabar con la idea de que el fracaso es inminente porque no tuvieron una familia ejemplar y no saben qué se debe hacer o cómo debe de ser. Existen muchas personas que a partir de los errores de sus padres entienden por qué se suscitaron, aprenden cómo resolverlos y aplican las soluciones en su vida como pareja.

Además, no haber tenido el modelo ejemplar de matrimonio no significa que éste no se pueda alcanzar, al contrario, ser hijo de padre divorciados debe de ser un fuerte aliciente para vivir lo que de pequeño no se tuvo y construir una familia llena de amor, comunicación y respeto.

Es cierto que para el hijo de padres divorciados esto es un poco más difícil, pero si se tiene en mente que el pasado no tiene por qué marcar el futuro y que se puede tener la familia que uno quiere gracias al esfuerzo constante, entonces los resultados pueden ser los que uno desea para su propia vida.

Incuso, si se es una persona religiosa se puede recurrir a un sacerdote para que le oriente sobre la bondad del matrimonio y cómo vivirlo.

También hay que erradicar la idea de que el matrimonio tiene más desventajas que beneficios, la cual muchas veces se usa como pretexto, investigaciones recientes han demostrado que los hombres y mujeres casados viven más tiempo, son más felices, más saludables y tienen una vida más plena cuando han decidido unir sus vidas.

En algunos casos, los hijos de padres divorciados optan por vivir en unión libre para evitar el matrimonio, pero en realidad lo que evaden es el compromiso, lo cual al final de cuentas los afecta más.

Un reciente estudio señala que las parejas que viven en unión libre tienen menos motivación para desarrollar mecanismos de solución de conflictos.

Asimismo, se ha encontrado que las parejas que viven juntas antes de casarse tienen matrimonios menos satisfactorios y se incrementan las posibilidades de que rompan posteriormente.

Y sobre todo, no hay que dejar que la vida que se tenga como hijo de padres divorciado sea la que los demás o las estadísticas esperan, es decir, es momento de terminar con la idea de que el divorcio de los padres evitará que los hijos tengan un futuro prominente, es cierto, será más complicado, pero no imposible.

Un buen matrimonio no depende directamente de tener padres divorciados, sino de estar conscientes que con base en comunicación, amor, confianza, entusiasmo y dedicación se puede tener una bella familia que nos llene de felicidad y plenitud.

 

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