Menu



Eclesiología. Vida Consagrada

Las Sociedades de Vida Apostólica.
Vida consagrada dedicada al apostolado, la vida fraterna en común y la aspiración de la caridad mediante la observancia de la regla o constitución.


Por: Germán Sánchez Griese | Fuente: Catholic.net




Las sociedades de vida apostólica forman parte de las diversas formas de vida consagrada de la Iglesia católica. Tres son las características que definen a las sociedades de vida apostólica: el apostolado marcado por cada una de sus constituciones, la vida fraterna en común y la aspiración de la caridad mediante la observancia de la regla o constitución.

De esta manera, las sociedades de vida apostólica no tienen votos públicos como los institutos de vida consagrada. Sin embargo, algunas de las sociedades de vida apostólica permiten que sus miembros abracen los consejos evangélicos mediante un vínculo determinado por sus propias constituciones.

Las sociedades de vida apostólica se rigen de acuerdo a o que marca el Código de derecho canónico en los números 731 y siguientes. En ellos se ha querido respetar la finalidad apostólica para la que nacieron estas sociedades. Muchas de ellas tienen su origen en el siglo XVI, como el Instituto del Oratorio de San Felipe Neri, y las hay también cuya fundación data del siglo XIX o siglo XX. La Iglesia católica debe mucho a estas sociedades de vida apostólica, primordialmente en el campo de la enseñanza, de la formación de sacerdotes y de la oración.

Como un ejemplo preclaro de este tipo de vida consagrada tenemos el ya citado Instituto del Oratorio de San Felipe Neri que fue fundado en 1575 y aprobado por el Papa Paolo V en 1617. Este Instituto nace para satisfacer y dar continuidad al Oratorio que San Felipe había fundado. No era por tanto que San Felipe hubiera buscado la fundación de una congregación religiosa, por eso dejaba a sus miembros la libertad de adherirse o dejar el oratorio en cualquier momento. De ahí que sus miembros no tuvieran, ni o siguen teniendo en nuestros días, votos religiosos. Sin embargo, se benefician de la espiritualidad y las constituciones del Oratorio.

Muchas sociedades de vida apostólica siguieron este régimen de vida en el que sus miembros quedaban unidos entre sí por el apostolado que desarrollaban, la vida en común y el seguimiento y cumplimiento de unas constituciones. Los votos religiosos quedaban excluidos desde el momento de la fundación de dichas sociedades. Sin embargo, con el pasar del tiempo algunas sociedades de vida apostólica aceptaron para sus miembros la profesión de los consejos evangélicos –pobreza, castidad y obediencia- mediante un vínculo determinado por las constituciones. Este vínculo es una profesión de los tres consejos antes mencionados, pero sin llegar a ser público.

Con la profesión de los consejos evangélicos, las sociedades de vida apostólica tendían a hacerse semejante a los institutos de vida consagrada, de tal forma que por algún tiempo se les quiso llamar institutos de vida consagrada pero sin votos públicos. Como tal definición no encuadraba con la finalidad para la cual fueron fundada, se llevaron a cabo varios estudios, hasta que en mayo de 1980 quedó definido que las sociedades de vida apostólica no son institutos de vida consagrada, aunque en algunas de ellas se abrazan los consejos evangélicos.

En la actualidad la Iglesia católica cuenta con 72 sociedades de vida apostólica cuyos miembros se consagran mediante el seguimiento de los consejos evangélicos mediante distintos vínculos consignados en sus constituciones y 43 sociedades de vida apostólica que no hacen dicha consagración.



 



Artículo patrocinado.

Gracias a nuestros bienhechores y su generosa ayuda, hacemos posible la publicación de este artículo.

¡Dona Aquí!






Compartir en Google+




Reportar anuncio inapropiado |