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No me voy a rendir nunca
"El Señor es mi fortaleza y mi escudo; en Él confía mi corazón y soy ayudado." (Salmo 28,7)
Por: Rafael Moya | Fuente: Cristo en la Ciudad

Por: Rafael Moya | Fuente: Cristo en la Ciudad

Banqueta desgastada, cansancio en los hombros, la ciudad parece empujar para abajo.
En medio del ruido, nace una oración sencilla pero potente:
"No me voy a rendir nunca. Ayúdame, mi Dios."
Porque rendirse sería aceptar que el dolor tiene la última palabra.
Y no es así.
Cuando las fuerzas faltan, su gracia se multiplica.
Cuando los pies flaquean, Él toma tu mano.
Cuando la esperanza parece apagada, su luz vuelve a encenderla.
Hoy, tu oración puede ser resistencia,
tu fe puede ser refugio,
tu confianza puede ser semilla de un nuevo comienzo.
“El Señor es mi fortaleza y mi escudo; en Él confía mi corazón y soy ayudado.” (Salmo 28,7)
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