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Salmo 48: "Dichosos los pobres de Espíritu"

Los acompañaban algunas mujeres, que les ayudaban con sus propios bienes
Meditación al Evangelio 19 de septiembre de 2025 (video)


Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.Net



San Lucas además de ser el evangelio de la misericordia y de los pobres, podríamos decir que es el Evangelio de la Mujer y su misión importante junto a Jesús. Es quien más destaca el papel de María desde los primeros años de Jesús y quien mira con más respeto y atención a cada una de las mujeres que se acercan a Jesús. Como en un breve resumen el pasaje de este día pretende manifestarnos este papel tan importante que tuvieron las mujeres en la vida del Salvador. Lucas nos refiere con sencillez el acompañamiento que daban a Jesús y a sus discípulos algunas mujeres. No las deja en el anonimato. Al igual que los apóstoles, son mujeres que han sentido en su presencia la atracción transformadora de Jesús. Han dejado a un lado su vida pasada y ahora están entregadas plenamente a la construcción del Reino. Para aquellos tiempos debió parecer absurdo que un Maestro se hiciera acompañar de mujeres como si fueran discípulos que recibían enseñanza. Para Jesús la mujer tiene el derecho de recibir el Evangelio y después será también la primera que asuma la misión de ser testigo de la Resurrección y que lleva la Buena Noticia. El Reino de Jesús supera las barreras de los títulos y de los sexos, todos son de igual dignidad ante Dios y todos tienen la misma misión de construirlo en nuestro tiempo y en nuestro lugar. Por los caminos de Galilea no va Jesús solo, sino se hace acompañar por mujeres que se han liberado de sus cadenas y que ahora lo sostienen con su cariño y con sus bienes. Nuestro mundo de tantos libertinajes y de tantas exigencias de respeto a los derechos de los demás, se ha quedado corto en el respeto y la participación de la mujer en todos los espacios. Aun quienes se definen como feministas han creado nuevas barreras que no expresan realmente la dignidad de la mujer y que la someten a nuevas esclavitudes. La actitud que nos presenta el Evangelio tendría que hacernos pensar nuevamente estos roles que se han asignado a la mujer. No se trata de que sean iguales hombre y mujer pues son físicamente y psicológicamente diferentes, pero son iguales en su valor, en su dignidad y en sus derechos. En la Iglesia, en el trabajo, en la sociedad, tendremos que ir dando nuevos espacios, sin luchas ni competencias inútiles, sino buscando construir al estilo de Jesús esta nueva comunidad. Que hoy cada mujer se sienta comprendida, amada, respetada y nunca utilizada. Que hoy cada mujer se sienta con una misión especial que le confiere Jesús.







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