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Frassati y Acutis: la vida no se malgasta cuando se entrega
"La tristeza es mirarse a uno mismo; la felicidad es mirar a Dios".


Por: Rafael Moya | Fuente: Cristo en la Ciudad



 

Plaza de San Pedro llena. Más de 80 mil peregrinos con cantos, banderas y lágrimas. El 7 de septiembre, el Papa León XIV presidió la canonización de dos jóvenes que supieron hacer de su vida una obra maestra: Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati.

En medio de la solemnidad, el Santo Padre fue directo: “Los santos Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis son una invitación para no malgastar la vida, sino orientarla hacia lo alto”.

Dos jóvenes, dos tiempos, una misma pasión

Frassati, hijo de Turín, estudiante, montañista y amigo de los pobres.



Acutis, adolescente de nuestros días, amante de la computadora, del futbol y de la Eucaristía.

Ambos entendieron que la santidad no es cosa de claustros lejanos, sino de decisiones cotidianas: dar el sí a Dios, amar con gestos concretos, sostener la fe con alegría.

Una llamada también para la ciudad

En nuestras calles llenas de prisa, pantallas y ruido, el testimonio de estos dos santos recuerda que la vida no se mide por lo que acumulamos, sino por lo que entregamos.

No se trata de ser perfectos, sino de vivir orientados hacia lo alto: con generosidad en la amistad, en la solidaridad, en el estudio, en el trabajo.



Carlo lo resumía con sencillez: “La tristeza es mirarse a uno mismo; la felicidad es mirar a Dios”. Y Frassati con decisión: “Si tienes a Dios como centro de tus acciones, llegarás hasta el final”.

Hoy, en la ciudad

Entre semáforos, estaciones de metro, oficinas y mercados, también se puede vivir así. Cada sonrisa compartida, cada mano extendida, cada momento ofrecido es un “sí” que convierte la rutina en camino de santidad.

Ellos ya lo demostraron: no hay que esperar años ni circunstancias extraordinarias. Solo hace falta orientar la vida hacia lo alto y confiar en que Dios hace del ordinario, algo extraordinario.

 







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