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Salmo 53: "Por tu inmensa bondad, ayúdanos, Señor"

¿Por qué hacen lo que está prohibido hacer en sábado?”
Meditación al Evangelio 6 de septiembre de 2025 (video)


Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.Net



Una de las preguntas que con más frecuencia me hacen los hermanos separados es referente al significado del sábado y por qué ahora los católicos no lo celebramos como en el Antiguo Testamento. El sábado es una institución del pueblo de Israel con un significado muy profundo: como el Señor descansó, también así el hombre debe descansar. Y las razones que se dan: por una parte es el recuerdo de la creación y por otra el tiempo de la liberación. Así el sábado se torna en una alabanza a Dios por todas sus obras y en un compromiso de no volver a la esclavitud ni hacer esclavos a los demás. Sin embargo cuando se pierde este sentido y se vive sólo de prescripciones que controlan y que asustan, el sábado acaba olvidando su sentido original y se convierte en una carga que se lleva a cuestas. Una institución que lejos de dar vida, acaba siendo un obstáculo. Cristo nunca destituyó el sábado, pero sí cuestionó la forma de celebrarlo. Los cristianos, cuando Jesús resucitó entendieron que debían dedicar un día al Señor, y qué mejor día que aquel en que Cristo había resucitado. Es el día de la vida, es el día del triunfo y las primeras comunidades así lo entendieron y comenzaron a vivirlo. Sin muchas leyes, pero sí como una expresión de amor, se reunían todos los domingos hacer la oración, a escuchar la palabra, a participar conjuntamente de las enseñanzas y a partir el pan con los hermanos. La comunión Eucarística estaba llena del amor por el hermano necesitado. Por eso cuando ahora me preguntan sobre la celebración del sábado, con mucha alegría les comparto que ahora lo vivimos de un modo más pleno al celebrar a Cristo vivo y resucitado en los domingos. Aunque algunas veces me da temor porque podemos perder este sentido original y como les paso a los israelitas también convertirlo sólo en rito y carga: obligación de la misa dominical y olvidar lo demás. Ojalá que cada uno de nosotros hagamos del domingo un día especial del Señor, de escuchar y compartir, de sentirnos hermanos, de hacer comunidad, un día de vida.

 

 







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