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Hay días en que el alma pide silencio.
"Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco" (Mc 6,31)
Por: Rafael Moya | Fuente: Cristo en la Ciudad

Por: Rafael Moya | Fuente: Cristo en la Ciudad

Calle con prisas. Semáforo que cambia. Bolsas llenas de pendientes.
Hay días en que el alma pide silencio.
En que el corazón se cansa de correr
y la mirada busca un lugar donde descansar.
Esta noche, dejo atrás el ruido,
cierro la puerta a las distracciones
y camino hacia el encuentro.
Sé que Él me espera.
Que no hay prisa en su mirada,
ni juicio en sus manos,
solo el deseo de hablarme al corazón.
Hace falta este respiro,
como el agua a la tierra seca.
Hace falta este abrazo,
como la luz a la ciudad oscura.
Porque Cristo no solo habita en el templo…
habita en el silencio donde vuelvo a escucharlo.
“Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco” (Mc 6,31)
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