Ni la fe de tus padres,
ni las oraciones de otros
pueden girar el picaporte por ti.
Solo tú puedes abrir.
Solo tú decides si se queda fuera...
o si conviertes tu casa en hogar.
Ni la fe de tus padres,
ni las oraciones de otros
pueden girar el picaporte por ti.
Solo tú puedes abrir.
Solo tú decides si se queda fuera...
o si conviertes tu casa en hogar.