Menu


Agua fría, rostro digno
Había algo de Cristo en su manera de resistir.


Por: Rafael Moya | Fuente: Cristo en la Ciudad



Baño de una terminal

El espejo roto devolvía más dudas que rostro.
Se acercó con ese andar silencioso de quienes cargan más peso del que se ve.
El agua fría no era un consuelo, pero era un gesto. Un acto sencillo, casi sagrado.
Se lavó la cara como quien lava el alma. No para estar limpio, sino para recordar que todavía es alguien.

No había toalla, ni jabón, ni perfume.
Sólo sus manos, el agua, y la decisión de no rendirse.
Nadie lo miraba, pero él salió con la frente alta.
Como si ese pequeño acto fuera una victoria.
Como si ese baño fuera un templo.
Como si ese rostro recuperado fuera una señal de que aún hay dignidad donde todo parece perdido.

El agua no quitó el cansancio, pero sí le devolvió el rostro.
Había algo de Cristo en su manera de resistir.







Compartir en Google+




Reportar anuncio inapropiado |