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Cristo en la ciudad que no duerme
El poder de la oración


Por: Rafael Moya | Fuente: Catholic.net



Entre el claxon y el cansancio,
entre la prisa y la duda,
hay una fuerza que no grita... pero transforma.

La oración no es evasión:
es resistencia silenciosa.
Es cerrar los ojos para ver mejor.
Es hablarle al cielo sin perder el piso.

Cristo ora no para huir del mundo,
sino para abrazarlo más fuerte.
Ora por ti, por mí, por cada historia extraviada en la avenida.
Su plegaria es puente, escudo y abrazo.


Porque en la ciudad que no descansa,
hay un Dios que no deja de interceder.







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