"Toda la tierra ha visto al Salvador" Salmo 97
Hemos encontrado al Mesías
Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net

¿Qué quiero en este nuevo año? ¿Cuáles son mis propósitos? He encontrado personas que han perdido la ilusión y con el pretexto de que otros años no han cumplido los propósitos, ahora prefieren no hacer ninguno para no sentirse frustrados... pero no hay peor solución frente a un problema que no hacer nada.
El pesimismo no puede ser de buen espíritu. Las dos lecturas de este día nos proponen actitudes valientes para enfrentar los problemas. Se reconocen las dificultades, pero se tiene la suficiente fuerza para salir adelante. La carta de San Juan no tiene nada de pesimista. Es cierto que reconoce que la injusticia y la mentira están presentes en el mundo, pero también establece muy claro que quien es de Dios no puede vivir en la injusticia, quien es de Dios luchará por la verdad.
Todo el que ha nacido de Dios, lleva en su interior ese germen, esa vida interior que lo impulsará a buscar la verdad. Por su parte el pasaje evangélico nos pone en marcha y búsqueda, en actitud de camino, que nos lleve a encontrarnos personalmente con Jesús. El Bautista lo señala como el Cordero, pero no un cordero que queda en la lejanía de la historia o de los ritos, (que ya implicaría una muy buena reflexión), sino el Cordero que ahora se hace presente y que ahorita mismo nos libra del pecado, nos purifica y da nueva vida.
El texto nos provoca para que, igual que aquellos primeros discípulos, vayamos y permanezcamos con Él. Sería una actitud muy enriquecedora que al inicio de este año nos propusiéramos vivirlo en compañía de Jesús, poniendo ante sus ojos todas nuestras tareas, sueños e ilusiones. Sería un gran propósito acercarnos al Señor, vivir con Él, compartir nuestras cuatro cosas, y descubrir cómo vive cada momento.
Ojalá que cada día nosotros pudiéramos decir lo mismo que los apóstoles: "Hemos descubierto al Mesías", y continuar en una constante e inquieta búsqueda de su presencia en medio de nosotros. Vivir en la casa del Señor, estar con Él... cuando estamos con los demás, cuando compartimos la vida, cuando nos alegramos, cuando luchamos y cuando bajamos los brazos... Hemos descubierto al Mesías en cada instante, en cada rostro, en cada circunstancia.
