Abrirse a la realidad multiforme y sin desperdicio para anunciar el Evangelio
Por: Adriana Masotti | Fuente: Vatican News
Reflexionar sobre la identidad, la misión, las expectativas y el futuro de la Pontificia Universidad Urbaniana es la tarea que se ha propuesto la asamblea plenaria extraordinaria del Dicasterio para la Evangelización en los dos días de trabajo que hoy concluyen, gracias también a las aportaciones llegadas de las Conferencias Episcopales de muchos países, en particular de Asia y África. Lo recordó el Papa al recibir a los participantes esta mañana en audiencia en la Sala del Consistorio del Vaticano, felicitándoles por la «modalidad sinodal» adoptada.
Identidad y misión
La primera cuestión abordada por Francisco en su discurso es el binomio identidad-misión. Dos aspectos que para la Urbaniana siempre han coincidido, pero que siempre deben renovarse. Así lo afirma el Pontífice:
La formación, la enseñanza, la investigación y la vitalidad de la Universidad forman parte del mandato que hemos recibido de anunciar la Buena Noticia a todos los pueblos y su realización nunca puede considerarse definitiva: siempre en movimiento. Son dimensiones abiertas, que deben dejarse guiar constantemente por el soplo del Espíritu Santo que guía la historia y nos llama a interpretar los tiempos que vivimos.
«Si los valores fundacionales de la Institución permanecen siempre válidos», observa el Papa, es necesaria su confrontación y adaptación con los “interrogantes que la realidad de hoy plantea a la Iglesia y al mundo”. «No vivimos en una sociedad cristiana», subraya Francisco, »sino que estamos llamados a vivir como cristianos en la sociedad plural de hoy. Como cristianos y abiertos».
La Urbaniana ante las expectativas y el futuro
Expectativas-futuro es el segundo binomio sobre el que el Papa quiere ofrecer su reflexión con indicaciones concretas sobre la oferta educativa de la Universidad, pero también sobre la «racionalización de los recursos humanos y económicos».
Esto requiere una visión capaz de mirar más allá del presente, capaz de considerar la situación eclesial y social, la vitalidad de las estructuras eclesiales y su sostenibilidad, las necesidades de las Iglesias locales, las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada y los índices demográficos de las diversas regiones.
Se necesita creatividad y racionalización de los recursos
Se trata de una reorganización que, dice el Pontífice, requiere creatividad y un esfuerzo concertado en relación con las otras Universidades Pontificias e Instituciones Académicas de Roma. Es importante, advierte el Papa, racionalizar los recursos, «eliminar el despilfarro», desprenderse de lo que ya está superado, favoreciendo, en el caso de la Urbaniana, todo lo que pueda servir para resaltar «aún más su especificidad misionera e intercultural». La esperanza de Francisco es que el Pontificio Ateneo vea también reforzados los centros de investigación para las diferentes regiones geográficas y culturales existentes y una relación más estrecha con los seminarios e institutos de Teología de las Iglesias locales.
¡Cuánta necesidad de pastores, cuánta necesidad de consagrados y consagradas, cuánta necesidad de laicos capaces de encarnar el celo misionero para evangelizar las culturas e inculturar así el Evangelio! Estas dos cosas van siempre juntas: evangelización de la cultura e inculturación del Evangelio.
Saludando a los participantes en el encuentro, Francisco les asegura su oración por todos ellos, y como de costumbre pide oraciones, sin renunciar a hacer una broma: «Yo rezo por vosotros, pero por favor, hacedlo por mí, porque este trabajo es divertido pero no es fácil».