Escondiste estas cosas a los sabios y entendidos y las revelaste a la gente sencilla
Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net
¿No te inquieta esta oración de Jesús y la forma cómo nos llama la atención sobre este conocimiento sabio y discreto de los sencillos frente a las cosas importantes? Quizás hemos descuidado esta sencillez y pureza de corazón y quedamos como ciegos frente a realidades obvias que están frente a nosotros y no somos capaces de descubrirlas.
Un día de camino por la intrincada selva, el guía que me acompañaba, de repente empezó a llamar mi atención primeramente sobre pájaros y animales que salían a nuestro paso, ¡Yo no los alcanzaba a ver hasta después de varias veces que me insistía sobre el lugar donde se encontraban! Después me empezó a mostrar una gran variedad de plantas, de árboles y de flores… que para mí era casi imposible descubrir. Más delante me hacía escuchar cantos de aves, sonidos, ruidos que yo en un primer momento ni cuenta me daba que ahí estaban.
Mis sentidos han perdido sensibilidad y capacidad de atención a esas bellezas, a esos colores y a esos sonidos. Y sin embargo fueron hechos para eso, pero acostumbrados a los ruidos y a los colores de la ciudad, se tornan duros y poco atentos para estos acontecimientos. Hoy al escuchar este pasaje me hace recordar ese día y me pongo a meditar cómo los de corazón sencillo son capaces de escuchar el sonido de Dios, son capaces de percibir los colores de su amor, se sienten atraídos por la belleza del sonido de su predilección y se sienten agradecidos por cada momento e instante de su vida.
Y a nosotros, se nos han embotado los sentidos por la ambición de una belleza vana, de una felicidad que se acaba y de un poder que no da vida. Entonces también yo me pongo a dar gracias al Señor porque aún en este mundo tan materialista, están presentes sus muestras de amor y hay personas sencillas y sensibles a estos signos.
Gracias por los jóvenes que se atreven a seguir tu llamado, gracias por los padres que saben infundir los verdaderos valores, gracias por los ciudadanos que creen en la justicia, gracias por quien ama tu verdad, gracias por quien vive de tu amor. Y una súplica, Señor, dame un corazón y unos ojos sensibles a tu amor y al sufrimiento de los hermanos, cambia mi corazón de piedra por un corazón de carne.