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Visitación de la Virgen María

El Señor ha hecho maravillas en nosotros
Meditación al Evangelio 31 de mayo de 2024 (audio)


Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net



San Lucas es el evangelista de la ternura, de la mujer, de la alegría. Hoy nos narra el encuentro de dos mujeres embarazadas y utiliza todos estos colores para manifestarnos la belleza de este encuentro. La alegría, la esperanza, la vida en plenitud aparecen en cada una de las palabras y en cada una de las acciones.

Es una noticia grande y buena que no se puede ocultar, que salta por los poros y el brillo de los ojos de María, que se palpa en las exclamaciones y en la actitud de Isabel. Esto sucede cuando está presente en medio de las personas Jesús. En este día también nosotros podemos sentir la presencia de María en cada uno de nosotros. También para cada uno de nosotros es buena nueva y canto de esperanza.

También para nuestro mundo se proclama que Dios ha visitado a su pueblo. ¡Cómo necesitamos reconocer esta visita de Dios en medio de su pueblo! ¡Cómo necesitamos reconocer, igual que María, que el Señor está del lado de los débiles y que trastoca la suerte de los poderosos! El Papa Francisco frente a la Guadalupana retomó este mismo texto y nos insistió en que estamos enlazados por la cinta maternal de María igual que Jesús. 

Es la fiesta de la visitación de María, pero es también el recuerdo y la actualización del anuncio para cada uno de nosotros. También nosotros dejemos que nos invada el Espíritu y salgamos al encuentro de los hermanos y con nuestras actitudes y atenciones, descubramos que Jesús ha llegado y que trae salvación. También nosotros, al igual que María, en el servicio a quien más lo necesita, ofrezcamos la seguridad de la presencia amorosa y salvífica de Dios.

Hay muchos hermanos y hermanas perdidos, no sé si en las lejanas montañas o en la oscuridad de los rincones de los pueblos y ciudades, que necesitan una palabra de aliento, una sonrisa que los contagie y una mano que los acaricie. Hoy seamos nosotros los que llevemos, en nuestra persona, al mismo Jesús, en nuestra visita.









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