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Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote

Hagan esto en memoria mía
Meditación al Evangelio 23 de mayo de 2024 (audio)


Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net



¿Fue Jesús sacerdote? Es una pregunta que algunas veces me han hecho. Ciertamente Jesús no perteneció a la familia sacerdotal, a esa tribu israelita especial que ofrecía los sacrificios en el templo. Más bien aparece como opuesto y con duras críticas a quienes valiéndose de este servicio necesario, lo aprovechaban para su propio beneficio. Pero la vida, las actitudes y la entrega de Jesús, lo hacen el verdadero Sacerdote. Ya las primeras comunidades descubrieron en Jesús el único Sacerdote que podía ofrecer y ofrecerse como víctima pura e inmaculada. Toda la vida de Jesús se manifiesta como una acción sacerdotal: ofrenda, intercesión, oración, entrega.

Con su sangre ha alcanzado la verdadera purificación de los hombres, con su muerte ha dado vida a los pecadores y con su resurrección los ha hecho partícipes de una vida nueva. Hoy contemplemos a Jesús el único y verdadero Sacerdote, también contemplemos a los sacerdotes de nuestros tiempos y de nuestros lugares. Ellos, humanos y pecadores como todos nosotros, llevan estos tesoros en vasijas de barro. Ellos necesitan nuestra oración y nuestro sostén.

En nuestros pueblos y en nuestras comunidades son la imagen visible de Jesús Sacerdote y deben anunciar la Buena Nueva, denunciar injusticias, ofrecer sacrificios, proclamar y vivir la palabra, administrar los sacramentos y conducir la comunidad. En los últimos tiempos se ha desatado una crítica fuerte contra ellos y por unos pocos se pone en duda la entrega de todos. Son humanos y tienen defectos. Mirémoslos como hombres tomados de entre los hombres, pero consagrados para dedicarse a las cosas de Dios. Nuestra oración, nuestro cariño, nuestro reclamo cuando sea necesario, los harán más fieles.

También escuchemos su palabra, busquemos su consejo y alentemos nuevas y mejores vocaciones. Todo el pueblo de Dios por su bautismo es sacerdotal y unido a Cristo sacerdote, y todos debemos ejercer este ministerio con responsabilidad. Pero demos su lugar y su espacio a los sacerdotes para que ellos nos lleven hasta Cristo el único y verdadero Sacerdote.







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