No trabajen por el alimento que se acaba sino por el que dura para la vida eterna
Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net
Es una tristeza la forma en que se manipula la necesidad de las personas. En estos días de campañas y propuestas, se ha hecho uso y abuso de los recursos que necesita el pueblo. Para todos debe ser escandaloso que por una torta y un refresco se sigan acarreando grandes masas.
Las promesas de un nuevo México están en la boca de todos los candidatos, pero no se especifica el modo en que llegaremos a ese paraíso. Siempre se busca manipular a las personas que tienen necesidad de un trozo de pan. El mismo Jesús lo comprobó. Cuando hizo la multiplicación de los panes, tuvo tanto éxito que las personas lo seguían por todos lados, pero no convencidos de su doctrina ni con un compromiso a favor de la construcción del Reino.
Solamente lo seguían porque les había dado de comer, y aunque Jesús siempre está atento a las necesidades básicas de la persona, no está de acuerdo ni que se les manipule por el hambre, ni que tampoco las personas se tornen atenidas y desentendidas. Jesús no acepta que lo hagan rey porque no corresponde a su misión y porque sus seguidores no han entendido su reinado.
Su reclamo: “Ustedes me buscan porque han comido panes hasta saciarse”, tiene todo el dolor de una misión no entendida y hasta manipulada. ¿Qué pensará Jesús de todas las manipulaciones que se hacen con su doctrina? Muchas veces se juega también con el hambre de la gente y se justifican situaciones injustas con dádivas que sólo adormecen la conciencia pero que no hacen cambiar las situaciones.
Jesús es el primero que hace milagros y levanta a los desposeídos de su postración, pero no está de acuerdo en que esa sea la razón por la que lo siguen, sino que exige sea por haber creído en Él. No solamente los partidos políticos, sino muchas empresas y muchas asociaciones, juegan con esta necesidad de la persona. Se pretende que la gente no reflexione y se le da pan y circo para que se mantengan entretenidos y sin buscar la construcción de una sociedad más justa.
Nos bastaría observar los tiempos de campañas para darnos cuenta de esto, pero también en otras muchas ocasiones, se utiliza el deporte, el arte, los espectáculos no tanto como una diversión o descanso, sino como verdadera manipulación. Cristo hoy nos dice que hay cosas más importantes.
Esto se tiene que entender desde la familia: no basta “arrimar con qué comer”, es necesario el diálogo, la cercanía y el amor. Con igual o mayor razón en nuestra sociedad, lo primero es dar de comer pero no solicitando a cambio favores y votos que brotan de las urgentes necesidades en que se encuentran nuestros pueblos. Jesús es el verdadero pan de vida, pero de una vida libre, plena y con dignidad.