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Sábado Santo
Meditación al Evangelio 30 de marzo de 2024 (audio)


Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net



Sábado Santo es un día muy especial. Todos hemos experimentado el dolor, la ausencia, el silencio y la tristeza que queda cuando ha partido el ser amado. Después de las celebraciones del viernes en que hemos recordado y vivido la Pasión de Jesús hoy nos quedamos en silencio.

Hoy no hay celebraciones de misa sino hasta la gran Vigilia Pascual que conmemora la resurrección del Señor. Se guarda un respetuoso silencio para meditar y profundizar en la muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Por eso en este día les propongo que acompañemos a María en su silencio, su recogimiento y como ella guardaba todas estas cosas en su corazón, que también a nosotros nos haga vivir la muerte de Cristo en espera de su resurrección.

Les sugiero para nuestra meditación el bello himno “Stabat Mater” y así acompañamos a María en su dolor. ¡Cómo duele la ausencia del ser amado!

 

La Madre piadosa estaba



junto a la cruz, y lloraba

mientras el Hijo pendía;

cuya alma triste y llorosa,

traspasada y dolorosa,

fiero cuchillo tenía.



 

¡Oh cuán triste y afligida

estaba la Madre herida,

de tantos tormentos llena,

cuando triste contemplaba

y dolorosa miraba

del Hijo amado la pena!

 

¿Y cuál hombre no llorara

si a la Madre contemplara

de Cristo en tanto dolor?

¿Y quién no se entristeciera,

Madre piadosa, si os viera

sujeta a tanto rigor?

 

Por los pecados del mundo,

Vio a Jesús en tan profundo

Tormento la dulce Madre.

Vio morir al Hijo amado

que rindió desamparado

el espíritu a su Padre.

 

¡Oh dulce fuente de amor!

hazme sentir tu dolor

para que llore contigo.

Y que, por mi Cristo amado,

mi corazón abrasado

más viva en él que conmigo.

Y, porque amarlo me anime,

en mi corazón imprime

las llagas que tuvo en sí.

Y de tu Hijo, Señora,

divide conmigo ahora

las que padeció por mí.

 

Hazme contigo llorar

y de veras lastimar

de sus penas mientras vivo;

porque acompañar deseo

en la cruz, donde lo veo,

tu corazón compasivo.

 

 

 

 

¡Virgen de vírgenes santas!,

llore ya con ansias tantas

que el llanto dulce sea;

porque su pasión y muerte

tenga en mi alma suerte

que siempre sus penas vea.

Haz que su cruz me enamore

que en ella viva y more

de mi fe y amor indicio;

porque me inflame y encienda

y contigo me defienda

en el día del juicio.

 

Haz que me ampare la muerte

de Cristo, cuando en tan fuerte

trance, vida y alma estén;

porque, cuando quede en calma

el cuerpo, vaya mi alma

a su eterna gloria.

Amén

 

Así este sábado santo acompañemos a María, dialoguemos con ella, recordemos cada una de las palabras Jesús, vivamos con ella todos los momentos de su vida y aguardemos con esperanza el momento de la resurrección. Quedémonos junto al sepulcro que encierra la vida. Ojalá que esta noche todos podamos participar de la celebración de la Pascua.

Este día sí llevemos nuestras candelas para participar en la ceremonia de la luz y prenderlas del Cirio Pascual; llevemos nuestra agua para recordar que con su resurrección Cristo nos hace pasar, por medio del bautismo, de la muerte a la vida. Sábado Santo es el día de la espera impaciente por la Resurrección del Señor.







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