San Juan nos presenta hoy una escena que es parte de la despedida de Jesús en la última Cena. Afloran los sentimientos de Jesús anunciando su partida, le duele la traición de sus discípulos, la negación de los más cercanos y la soledad que le espera.

“Uno de ustedes me va entregar” Son palabras duras para quien ama al Señor y se supondría que todos los presentes han optado por el seguimiento de Jesús y se han comprometido con él a tal grado de hallarse presentes en Jerusalén a pesar de los peligros. Pero no es suficiente, se requiere aún más cercanía, se requiere aún fortalecer el corazón, se requiere cambiar los intereses.

Los discípulos, en especial Pedro, no pueden entender el reproche de Jesús cuando ellos afirman que lo seguirán a donde quiera que vaya. Que un amigo dude de nosotros nos duele, y sin embargo Jesús tiene razón porque el corazón de Pedro y los discípulos aún tienen mucho que aprender sobre las consecuencias de seguir a Jesús. Se necesitan fidelidad, firmeza, convicción a toda prueba. Judas lo traicionará por sus oscuros intereses quizás económicos quizás de pretendida grandeza como muchos afirman.

Pedro lo negará atemorizado por las palabras de una mujer que cree reconocerlo como discípulo. Cristo intuye todo esto y sin embargo les sigue brindando su amor y su amistad, les sigue ofreciendo la oportunidad de estar con Él y permanecer fieles. También hoy Jesús nos invita a estar muy firmes en su amor y nos invita a compartir su donación en el memorial de la última cena: la Eucaristía. Esta semana será una oportunidad para acercarnos a Jesús y reafirmar nuestro amor y nuestra relación con Él.

Descubramos nuestros temores y nuestras traiciones que Jesús misericordioso nos ayudará a salir de ellas. Como Pedro y los demás discípulos compartamos la mesa, la Palabra y la vida con Jesús.