Si el Hijo les da la libertad, serán realmente libres
Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net
En el afán de respetar los derechos humanos, de los cuales la libertad es uno de los más preciados, las sociedades actuales han caído en un libertinaje que va acabando poco a poco con los valores humanos. De repente los hombres han querido eliminar todas las normas y vivir ajenos a las leyes creyendo que con eso alcanzarían más libertad. Pero, dolorosamente, cuando el hombre rompe todos los vínculos y todas las leyes se encuentra en el vacío y en el sinsentido.
Hoy Cristo, continuando la serie de explicaciones y controversias que San Juan añade al perdón de la mujer adúltera, nos ofrece el verdadero camino a la libertad: la verdad es lo único que nos hará libres. El pecado ata, condiciona y destruye la verdadera condición de persona. Somos hechos a imagen y semejanza de Dios y el pecado nos aleja de esa imagen y borra el verdadero sentido del ser humano.
El pecado, el poder, la ambición y el placer no pueden dar sentido a la persona. Cuando los judíos se ufanan de ser hijos de Abraham y por eso ser libres, Jesús les recuerda que sólo quien vive como hijo es libre, sólo quien vive en la casa del Padre es libre, sólo quien es hermano de los hijos es libre. Hoy el corazón del hombre se ha perdido en su búsqueda de Dios y de la propia libertad.
Creyendo que alejarse de Dios lo haría libre, se obsesiona con quitarlo de su presencia, de sus relaciones, de sus trabajos y de sus proyectos, pero no se da cuenta que cada vez que se aleja más de Dios, se torna más esclavo. Este tiempo de cuaresma es tiempo de volver a nuestras raíces más profundas y recuperar nuestro verdadero ser: hijos de Dios, destinados a vivir en su casa, a participar de su vida. Solamente
Cristo es capaz de devolvernos esa libertad que nos hace personas íntegras que pueden alcanzar la felicidad. Acerquémonos a Jesús para que nos ayude a descubrir nuestra verdad y alcancemos la verdadera libertad.