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Dios hará justicia a sus elegidos que le piden
Sábado de la 32ª semana (I).


Por: Llucià Pou Sabaté | Fuente: Catholic.net



A. Lecturas:

1. Sabiduría 18,14-16; 19,6-9. Un silencio sereno lo envolvía todo, y, al mediar la noche su carrera, tu palabra todopoderosa se abalanzó, como paladín inexorable, desde el trono real de los cielos al país condenado; llevaba la espada afilada de tu orden terminante; se detuvo y lo llenó todo de muerte; pisaba la tierra y tocaba el cielo. Porque la creación entera, cumpliendo tus órdenes, cambió radicalmente de naturaleza, para guardar incólumes a tus hijos. Se vio la nube dando sombra al campamento, la tierra firme emergiendo donde había antes agua, el mar Rojo convertido en camino practicable y el violento oleaje hecho una vega verde; por allí pasaron, en formación compacta, los que iban protegidos por tu mano, presenciando prodigios asombrosos. Retozaban como potros y triscaban como corderos, alabándote a ti, Señor, su libertador. 

2. Salmo 104,2-3.36-37.42-43. Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas; gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor.

Hirió de muerte a los primogénitos del país, primicias de su virilidad. Sacó a su pueblo cargado de oro y plata, y entre sus tribus nadie tropezaba.

Porque se acordaba de la palabra sagrada que había dado a su siervo Abrahán, sacó a su pueblo con alegría, a sus escogidos con gritos de triunfo.



3. Lucas 18,1-8. “En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: -«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad habla una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario". Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, corno esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara"». Y el Señor añadió: -«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»”.

B. Comentario:

1. –“Cuando un sosegado silencio lo envolvía todo... Tu Palabra omnipotente, Señor, irrumpió en medio de este país”... En esta última página que leemos del libro de la Sabiduría, su autor reflexiona sobre la décima plaga que cayó sobre Egipto para que el Faraón se decidiera finalmente a dejar salir a los judíos hacia el desierto. No sólo Israel, sino todo el cosmos "retozaban como potros y triscaban como corderos, alabándote a ti, Señor, su libertador".

El éxodo de los israelitas fue una poderosa figura del definitivo éxodo, la muerte y resurrección de Jesús, su paso a través de la muerte a la nueva existencia, guiando, como nuevo Moisés, al pueblo de los salvados. Esta lectura nos prepara para la celebración del domingo y nos ayuda a refrescar nuestra admiración por las maravillas que ha obrado Dios. Tu Palabra, Señor, es siempre «activa» en el corazón de los hombres y en el de los acontecimientos. Pero, a menudo, no la oímos. Permanecemos envueltos en el silencio. Ayúdanos a percibir esta Voz.

-“La creación entera, obediente a tus decretos, se rehízo de nuevo en sus diversos elementos, a fin de que tus hijos fuesen preservados de todo daño”. El agua, los animales, el mar Rojo, intervienen para «salvar» a los hebreos, signo de que hay una correlación entre la "salvación de los justos" y el «equilibrio cósmico».



-“Se vio una nube proteger su campamento... Una tierra seca emerger del agua que la cubría... Un camino practicable a través del mar Rojo... Una verde llanura del oleaje impetuoso...” Es claramente como una "reproducción" de la creación primera. También en el Génesis el Espíritu, como una nube planeaba sobre las aguas (Gn 1,9). Así el Éxodo de Egipto es también la "evocación" de la creación futura. La Palabra de Dios que en el principio lo creó todo, está siempre presente sobre la tierra para preparar una "nueva creación" más allá de la muerte. En estas reflexiones hay una perspectiva, un sentido de la historia. Dios no ha hecho la "naturaleza", el "cuerpo", la "materia" para la destrucción. El proyecto de Dios no es tan solo la «salvación de las almas»: la creación material está realmente asociada al hombre. No olvidemos que ese texto fue escrito tan sólo unos años antes de Jesús. No solamente no desprecia Dios la «carne y el mundo material»... sino que "se encarna en él" y «resucita los cuerpos».

-“Los que tu mano protegía mientras contemplaban tan admirables prodigios, eran "como caballos conducidos a los pastizales". "Retozaban como corderos", alabándote a Ti, Señor, que los habías liberado”. La exultación corporal del hombre... es como la del caballo que salta y relincha percibiendo ya cerca el pastizal. La imagen es hermosa y audaz. Esforzándose por comprender el mundo, a veces el hombre tiende a separar "la materia del espíritu". En ciertos ambientes es de buen tono despreciar el cuerpo y la materia, lo que es una visión pesimista, jansenista. Es verdad que la "máquina", el "erotismo" pueden alienar al hombre. Pero el pensamiento cristiano no se resigna a un dualismo que diría: el espíritu es bueno... la materia es mala. De hecho, el dogma de la resurrección nos presenta como ideal buscar ya aquí y ahora, una reconciliación entre el cuerpo y el espíritu, un cuerpo flexible al ritmo del pensamiento y del amor. ¡Glorificar a Dios con todo mi ser y toda la naturaleza! (Noel  Quesson).

2. Nunca será suficiente nuestra gratitud y nuestros cantos de alegría. ¿Estamos joviales o tristes es nuestra Eucaristía? Los cantos nos ayudan a ver que la Pascua de Jesús hace nuevas todas las cosas, y eso nos hace interpretar positivamente la historia y los pequeños o grandes acontecimientos de nuestra vida, con la consecuencia de que siempre estemos optimistas y llenos de confianza en Dios. A ver si nos dejamos contagiar el entusiasmo del salmo y, con instrumentos o a viva voz, expresamos nuestra alabanza a Dios: "recordad las maravillas que hizo el Señor, cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas que se alegren los que buscan al Señor, porque sacó a su pueblo con alegría, a sus escogidos con gritos de triunfo". Es un amor que requiere correspondencia: “"Se alegre el corazón de los que buscan a Dios" (Sal 105,3). Si el hombre puede olvidar o rechazar a Dios, Dios no cesa de llamar a todo hombre a buscarle para que viva y encuentre la dicha. Pero esta búsqueda exige del hombre todo el esfuerzo de su inteligencia, la rectitud de su voluntad, "un corazón recto", y también el testimonio de otros que le enseñen a buscar a Dios” (Catecismo 30).

3. Lucas nos muestra muchas veces a Jesús orando y nos transmite su enseñanza sobre cómo debemos orar. Hoy, con la parábola de la viuda insistente.

-“Entonces les propuso esta parábola, para explicar a sus discípulos que tenían que orar siempre y no desanimarse”. Jesús quiere que despertemos de nuestras torpezas y de nuestras indiferencias, pero no quiere angustiarnos. Por eso, la contemplación del juicio en estos últimos días del año litúrgico, ha de hacerse con mucha paz. A las preguntas: ¿perseveraré hasta el fin? ¿Sería yo capaz de abandonar a Dios? ¿Podría mi fe desmoronarse por la duda o la desgracia?, el Señor nos habla de oración, que es una medicina anti-angustia:

-“Érase una vez un juez que no temía a Dios y se burlaba de los hombres. En la misma ciudad había una viuda que iba a decirle: «Hazme justicia»”. Las viudas eran generalmente objeto de explotación y marginación, junto con los huérfanos, los extranjeros y los enfermos. Dios escucha el clamor de los marginados, de los oprimidos, de los justos. Si nosotros clamamos en estas condiciones hemos de tener la certeza de ser escuchados.

El juez por bastante tiempo no quiso atenderla, pero después pensó: "Yo no temo a Dios, ni respeto a los hombres; pero esa viuda me está amargando la vida: Le voy a hacer justicia para que no venga sin parar a importunarme..." ¡Fijaos en lo que dice ese juez injusto! Pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que están clamando a El día y noche? Hemos de hacer como la viuda, seguros de que, si perseveramos, conseguiremos lo que pedimos, pues Jesús dijo esta parábola "para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse". Muchas veces no podemos actuar exteriormente, pero sí entrar en oración en una interioridad que nos abre a una confianza de que, por caminos que no conocemos, todo será para bien de todos.







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