Clamor por la paz, de las personas de buena voluntad
Por: Llucià Pou Sabaté | Fuente: Catholic.net
El papa Francisco convocó una jornada por la paz en el mundo, reuniendo a todas las confesiones religiosas y las personas de buena voluntad. Es un acto de solidaridad con los que padecen las 40 guerras que hay actualmente en el mundo: Tierra Santa, Ucrania, Armenia, Azerbaiyán, Irán, Yemen, Congo, Siria, Pakistán, etc.
La guerra es de tontos pues todos pierden al final, aunque a corto plazo se consiga algo; el perdón es de inteligentes pues todos ganan al final, aunque al principio se pierda algo. Aunque haya estrategias nefastas en el mundo y por tanto haya que tener una preparación para agresiones (si vis pax, para bellum) yo prefiero pensar que todos los conflictos pueden arreglarse con una buena negociación, de modo que pueda firmarse un acuerdo de paz: «No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón».
Las guerras han existido desde siempre en la historia de la humanidad. Hay una ironía de cuando Caín mata a Abel y usa la mentira para excusar su conciencia: «¿Acaso soy el guardián de mi hermano?» Precisamente la parábola de Jesús nos habla de Samaria, del samaritano, palabra que significa “custodio”, y eso hemos de hacer, dar posada y no negar la entrada de los demás, poner el corazón en cuanto está a nuestro alrededor, y el corazón ve mucho, sabe descubrir las necesidades de los demás. Precisamente las personas que han sufrido son las que saben llevar mejor la paz a su alrededor, son los que más aprecian ese curar las heridas con amor, como el buen samaritano que puso aceite y vino en las heridas de la persona que encontró medio muerta, para curarlas.
La paz del mundo depende de la paz interior de cada uno, y de cómo la llevamos a los que nos rodean, cómo vivimos en concordia con los demás y con todo lo creado, sin ser depredadores sino cuidadores de los demás y del mundo.
¿Por qué ocurre tanto sufrimiento en el mundo? No lo sabemos, pero si no sabemos el “por qué” intuimos el “para qué”: “el sufrimiento está presente en el mundo para provocar amor, para hacer nacer obras de amor al prójimo, para transformar toda la civilización humana en la civilización del amor” (Juan Pablo II, Salvifici doloris 30).
No es fácil encontrar perdón en medio de tanto mal. Los países involucrados hablan de justicia, pero no hay justicia sin misericordia, van de la mano. Y esto es difícil en algunas culturas, como son la islámica y la judía, que tienen una forma de entenderlo alejada de la de Jesús, que habla de un perdón a fondo, siempre. Hay una brutalidad en el responder el mal con mal, cuando sabemos que la solución es, como decía san Pablo, ahogar el mal en abundancia de bien.
En los conflictos que están más cerca de nosotros, Ucrania y Gaza, es de desear que encuentren formas de diálogo para que encuentren un acuerdo, que caa pueblo tenga su territorio libre. Concretamente, con Tierra santa está muy clara la situación, y es el reconocimiento de los dos Estados de Israel y Palestina, y un estatuto especial para la ciudad de Jerusalén.