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La libertad es positiva
la libertad es positiva; conlleva una variante de exigencia que brota de una virtud fundamental: el amor.


Por: Julián Fernández, L.C. | Fuente: Catholic.net



La libertad consiste en decir sí más que en decir no. Así se eligen unas cosas en lugar de otras. Esto tiene sus consecuencias lógicas en la vida, pues cada uno es y se hace a cada momento. Ortega y Gasset diría que el hombre es historia y, haciéndose, hace la historia. La libertad es una palabra positiva que conlleva una gran responsabilidad.

La principal repercusión de esta característica de la libertad se ve más explícitamente en las opciones de vida más fundamentales: el noviazgo, el matrimonio, la vida consagrada o el ser soltero, por poner algunos ejemplos. El novio enamorado dice que sí a cualquier compromiso que le implique sacrificarse por la mujer que ama; el que está a punto de casarse dice sí a un amor perdurable; un consagrado dice sí al amor que siente siguiendo a Cristo y donándose a través del amor y de la oración a más personas.

En estos casos se ve claramente que la libertad es positiva; es más, conlleva una variante de exigencia que brota de una virtud fundamental: el amor. Se es libre por amor, se hacen opciones radicales por amor. Todo radica en el saber decir sí por amor.

La mayoría de los problemas y dificultades en la vida comienzan cuando se cree que la libertad consiste sólo en decir no. En parte se tiene más madurez para decidir ciertas cosas. Pero siempre está la capacidad de pensar qué más se puede hacer o cómo se puede ayudar a los demás.

Es muy fácil escuchar un no de un padre de familia que responde a su hijo porque le pide más tiempo para jugar. Es menos común oír un sí. Pero, ¿qué pasaría si el padre de familia le dice al hijo que si hace a tiempo sus tareas y se las muestra terminadas, podrá tener otra media hora de juego? ¿Qué pasaría si se le propone al chico ver después con él una película de valores, o un juego en un parque el fin de semana si se porta bien? Muchas veces el amor lleva a decir que no. Pero no debe ser esto lo que predomine. La iniciativa y la imaginación deben ser las armas de los que quieran formar con amor en la libertad.

Reprimir las ideas o iniciativas no está de moda. Esto se ve en los jóvenes que se rebelan hoy porque no les dejan actuar en casa. Encauzar y proponer, no reprimir, son las actitudes del buen formador de la libertad en el amor.

En síntesis, se puede decir que tanto en las opciones fundamentales, como en las exigencias cotidianas por amor, es más fácil encauzar ideas y proponer que simplemente reprimir.

 

 

 

 



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