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2a. parte

La historia de la Eucaristía
El sacrificio y la liberación se entrelazan en el don del cuerpo y la sangre de Cristo.


Por: José de Jesús Beaumont Galindo | Fuente: Semanario Alégrate



Continuando con nuestro recorrido histórico sobre la Eucaristía, durante la esclavitud del pueblo hebreo en Egipto, un evento crucial es la intervención divina de Yahvé a favor de su pueblo. Dios les otorgó libertad, un culto propio y leyes específicas, estableciéndolos como el Pueblo de Dios en el mundo.

En ese momento, Yahvé instruyó a Moisés sobre lo que debían hacer. Cada familia debía seleccionar un cordero o cabrito sin defectos, macho y de un año de edad. El día catorce del mes de Nisán, al atardecer, debían sacrificarlo.

La sangre del animal se utilizaría para marcar las puertas de las casas de los israelitas, de manera que el ángel encargado de aniquilar a los primogénitos de Egipto los pasara por alto. La carne del cordero se asaría al fuego y se comería rápidamente, con las cinturas ceñidas, el bastón en la mano y todos listos para partir de Egipto. Esta celebración recibiría el nombre de Pascua, simbolizando el paso del Señor. Yahvé estableció que este día sería un memorial perpetuo, una festividad en honor a Él.

Tras cuatrocientos treinta años de esclavitud y exilio, el sacrificio del Cordero pascual marcó el nacimiento de Israel como el Pueblo de Dios. Este evento, seguido inmediatamente por el cruce del Mar Rojo, se convirtió en una celebración anual en las familias judías, recordando permanentemente aquella liberación inicial con la cena Pascual.

Así, la Pascua se convirtió en un símbolo poderoso de la redención divina y del compromiso de Dios con su pueblo elegido. Además, sentó las bases para la comprensión y el significado más profundo de la Eucaristía en las tradiciones posteriores, donde el sacrificio y la liberación se entrelazan en el don del cuerpo y la sangre de Cristo.









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