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Cada día
Cuando tu Hijo y Tú estáis presentes, la felicidad es completa.


Por: María Luisa Martínez Robles | Fuente: Catholic.net



Cada día hay un pequeño inconveniente para  superar. Algo se estropea, una mala cara, un tropiezo físico o psicológico.

Encontramos a menudo la incomprensión, el desaliento y la injusticia en lo cotidiano, pero… ¿no será que la alegría de ver el éxito de nuestros hijos, el cariño que nos demuestra un amigo o esas pruebas médicas que han resultado perfectas, no lo valoramos?

No miremos siempre hacia atrás, tropezaremos. Miremos hacia adelante y sobre todo, vivamos lo bueno que nos ofrece el presente.

Haces pequeños milagros cada día. Me cuidas como Madre que eres. Un frenazo con el coche, un pequeño susto. Un tropiezo es un simple traspiés. Un dolor de cabeza, se pasa con una pastilla. Cuando ha habido males mayores, se han superado. Gracias a ti. Gracias a tu Hijo que siempre nos ayuda. Según va pasando el tiempo voy entendiendo mejor que la felicidad no es lo que tienes, es a quién tienes. Cuando tu Hijo y Tú estáis presentes, la felicidad es completa.







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