El circo de la desinformación
Por: Germán Sánchez Griese | Fuente: Catholic.net
Hemos visto que la Iglesia católica establece que los actos sexuales entre personas homosexuales son acciones que van en contra de la misma naturaleza. Pero no todas las manifestaciones de afecto en las personas homosexuales se reducen a las relaciones homosexuales. ¿Tiene algo que decir la Iglesia al respecto?
Nuevamente entramos en el campo científico, en un campo en donde aún no hay nada comprobado, por lo que nos movemos entre teorías. Esto debe quedarnos muy claro desde el principio. Católicos que tienen tendencias a la homosexualidad, pero que al mismo tiempo son honestas consigo mismo y quieren vivir de acuerdo a lo que Cristo y la Iglesia desean, pueden verse claramente desorientadas por estas teorías que se propagan como verdad. Debemos estar muy atentos en la escucha y la promoción de tales teorías que a veces se presentan como verdades infalibles, como los últimos e irrefutables descubrimientos que más que esclarecer la cuestión de la homosexualidad, lo hacen más confuso para quien quiere vivir de acuerdo a los mandamientos de la Iglesia. Pero,, partamos de un orden, de una exposición ordenada de estas teorías.
En nuestro segundo artículo “¿Puede amar la persona homosexual?” Establecimos las distintas teorías sobre las causas de la condición homosexual de la persona. Muchas de estas teorías se esgrimieron como bandera única y definitiva en la explicación de esta orientación sexual. Sin embargo, y aquí se encuentra el primer error, la orientación sexual no está determinada por un solo factor. Así como el sexo biológico no determina la atracción entre los sexos, así tampoco lo serán las experiencias psicológicas del pasado, o las relaciones entre padres e hijos. Cierto, se complementan unas con otras, pero no puede establecerse en nuestros días la causa única de esta orientación sexual.
Debemos partir del hecho de que “el sexo biológico es sólo uno de los componentes de muchos otros que conforman la atracción u orientación que dos individuos experimentan entre sí. La orientación sexual debe entenderse como multidimensional, incorporando varios componentes de la identidad sexual de la persona (características psicológicas masculinas o femeninas) y varias dimensiones de la sexualidad (comportamiento, fantasías y apegos emocionales). Reconociendo esta complejidad multidimensional diversos investigadores, psiquiatras, psicólogos y personas empeñadas en el trabajo terapéutico se están dando cuenta que las diversas identidades en la orientación sexual (homosexual, bisexual o heterosexual) no son más importantes que cualquier aspecto individual de los componentes de dicha identidad sexual.” (Enciclopedia of Bioethics. Warren Thomas Reich. Simon & Schuster and Prentice Hall International, 1995)
La cita textual ha sido demasiado larga y quizás un poco complicada, pero nos arroja mucha luz en el tema que estamos tratando. La orientación sexual no viene determinada por un solo factor, sino por una diversidad de factores. Quien quiera abrogarse el derecho de decir “he encontrado el origen de la homosexualidad y se encuentra en este factor X o en este factor Y”, antes que todo, como buen científico si es quien se precia de serlo, deberá haber comprobado que el factor X o el factor Y es la causa de la homosexualidad. Y hoy por hoy ningún científico que se precie de serlo con seriedad, puede decirlo. ¿Qué sucede entonces en nuestros días? ¿Por qué hay tantas teorías que pululan por doquier? ¿Por qué hay tal desorientación o exceso de información al respecto?
Este tema, debido a la morbosidad que puede llevar, o más bien, debido a la morbosidad con que muchos lo presenta, se presta a ser un tema que vende mucho. Vende en las revistas, en los sitios de internet, en la industria cinematográfica. Y como vende, pocos se preocupan de verificar su exactitud científica. Dichas teorías llegan a oídos de políticos que con tal de ganar votos dan por un hecho esas teorías y las cubren de derechos humanos. Y es así como la desinformación comienza. Y es esta desinformación la que llega muchas veces a hombres y mujeres con tendencias homosexuales que no saben qué hacer o cómo actuar cuando quieren ser fieles a lo que Cristo y el Magisterio de la Iglesia indican al respecto.
La desinformación no acaba aquí, antes bien comienza.
Durante muchos años, se tuvo a la homosexualidad como una enfermedad. Asociaciones de la seriedad científica como el APA (por las siglas en inglés de American Psychiatrics Association) en su manual de enfermedades y desórdenes mentales lo tenían como una patología en su manual de 1952. Pero en 1973 abandonaron esta posición y dejaron de considerar la homosexualidad como una patología. ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Cómo puede ser que un grupo de científicos al cabo de 21 años declare que una enfermedad ya no debe ser considerada como tal? La convención del APA de 1973 tuvo lugar en la ciudad de San Francisco, conocida ampliamente por su alto índice de población homosexual. Dichas personas, respaldadas por diversos grupos políticos fueron trabajando de diversas formas para presionar a los científicos reunidos en dicha convención y luchar para que abrogaran la homosexualidad como una patología dentro del manual de desórdenes y enfermedades mentales.
El APA claudicó ante sus exigencias, quitando a la homosexualidad como desorden de tipo patológico, pero lo mantuvo como una aflicción o desorden en la orientación sexual para aquellos que sufren de orientación sexual no deseada. Es decir, si una persona está de acuerdo con su orientación sexual de tipo homosexual, no se considera como enfermedad o aflicción. Pero si no está de acuerdo con dicha orientación, entonces puede considerarse como un desorden o aflicción. Se ve claramente que en todo esto no hay seriedad científica, tan sólo un juego. ¿Cómo puede ser que por una votación bajo presión los científicos digan que las paperas, la viruela o el sarampión dejaron de ser una enfermedad y sólo es una enfermedad para quien no esté contento con ella?
Nos causa risa. Pero desgraciadamente no es risa lo que causa sino una total desinformación en nuestro mundo, especialmente para las personas que tienen esta orientación homosexual. Porque frente a este circo de desinformación se sugiere dar rienda suelta a los instintos y a las pasiones, puesto que ya no debe considerarse como enfermedad, no debe darse ninguna marginación social a estas personas.
Esta desinformación también ha infiltrado a algunos organismos de la Iglesia católica y así nos encontramos con asociaciones que se dicen católicas y promueven las actividades sexuales entre las personas homosexuales, saltándose o dejando a un lado las enseñanzas de la Iglesia, que han sido tan claras siempre sobre este tema y que hemos venido repitiendo a lo largo de estos artículos.
Amparados en estos “pseudo-descubrimientos” o teorías incompletas que tratan de explicar el origen de la sexualidad y dejando a un lado la enseñanza de la Iglesia sobre los actos que son en sí moralmente desordenados o en contra de la naturaleza, como son las relaciones sexuales entre personas homosexuales, han lanzado al error a muchas personas homosexuales, haciéndoles creer que la Iglesia católica aprueba sus comportamientos y sus inclinaciones. No es nuestro interés el descalificar a ningún grupo, pero es nuestro deber mencionar que pueden darse grupos que con la bandera de católicos traten de inducir al error a estas personas homosexuales tratando de hacerles aparecer como bueno, lo que la Iglesia católica no aprueba. Sólo por mencionar a un grupo, diremos que “Dignity” en los Estados Unidos de Norteamérica propone una libertad total a las personas homosexuales, sin respetar las indicaciones dadas por el Magisterio dela Iglesia.
A este respecto, recomiendo mucho los libros del profesor Charles Socarides quien siendo un psiquiatra afamado en Nueva York viene trabajando exitosamente con las personas homosexuales. Uno de sus últimos libros esclarece claramente diversos tópicos, acuciantes para las personas homosexuales. Los datos son: “Homosexuality: a freedom too far” Charles Socarides.
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