Propósitos de Año Nuevo
Por: Bertha Leonor Galindo Gálvez | Fuente: Semanario Alégrate

El diccionario de la real academia española define al propósito como el ánimo o intención de hacer o de no hacer algo o como el objetivo que se pretende conseguir. Este término indica la finalidad, la meta de una acción o de un objeto. Una persona suele tener varios propósitos en la vida y éstos pueden cambiar a lo largo del tiempo en función de las circunstancias y las experiencias vitales.
La vida implica claroscuros, solemos decir que no hay dicha completa, nuestra existencia es una combinación de blanco y negro y los grises nos muestran cuál de los tonos anteriores predomina. Nuestra subsistencia no es solo gozo y alegría ni tampoco tristeza y desapacibilidad. No todo es tan bello como quisiéramos y tampoco tan negativo como pensamos.
En los siguientes doce meses, podemos tener muchas satisfacciones y alegrías, como también la dura realidad de una enfermedad, un problema económico o afectivo, la pérdida de un ser querido o el dolor por su sufrimiento y momentos de dura soledad.
El ser humano cuenta con una condición interior que nos hace vivir con la esperanza acrisolada en nuestro corazón, en medio de las situaciones más complejas, de que pase lo que pase, la verdadera y plena felicidad solo la encontraremos al final de nuestra existencia, en un salto a la eternidad si perseveramos en el bien.
Es por lo anterior que como hijos de Dios estamos destinados a la virtud, a los valores, al agradecimiento por todos los dones que hemos recibido, a la abnegación, al sacrificio, al servicio, a la superación. Muchas corrientes filosóficas y religiosas tratan sobre este tema. Habitualmente, éstos se refieren a ser feliz, a crecimiento personal o a hallar la plenitud.
En específico los propósitos de Año Nuevo aluden a aquellos compromisos a nivel personal que normalmente se hacen al comienzo del año para mejorar en algún aspecto, son intenciones de enmienda voluntaria de corregir un error o un defecto. Están asociados a temas de Ética y Moral como una forma de mejoramiento del desarrollo personal.
El pensamiento de la relativización y modernización mal entendida de la existencia humana ha provocado que se haya perdido el significado de los valores trascendentales dando cabida a la desesperanza que rechaza la vida eterna y remite a un vacío cuyo fin último es el placer individual y la ausencia del dolor.
Es por lo anterior que los mejores propósitos son los fundados en el amor a Dios, a nosotros mismos y a los demás. Trascienden a la persona, no terminan en ella, sino que se orientan hacia los demás, para servir y amar mejor, como: ser mejor esposa, hermana, amiga, trabajadora, profesional. Ser mejor adquiriendo o desarrollando tales o cuales virtudes, como: la sinceridad, la fortaleza, generosidad, apertura, solidaridad, etcétera.