Tengamos la fiesta en Paz: Una película para disfrutar en familia
Por: Ana Paula Morales | Fuente: Catholic.net

En estas fiesta navideñas llega al continente americano “Tengamos la fiesta en Paz”del director de “La última cima”, “Tierra de María”, entre otras, el cineasta español Juan Manuel Cotelo trae a la pantalla el drama de una pareja joven donde los padres de familia ya no se dedican el tiempo necesario, se han alejado como pareja y ya no se comprenden. Por lo que sus hijos junto con su abuela materna hacen un plan de reconciliación para sus padres de una manera muy divertida y musical.
Para ver el trailer: https://www.youtube.com/watch?v=Jq_RFMobaDE
Catholic net, tuvo la oportunidad de entrevistar al cineasta español sobre la película, los conflictos matrimoniales actuales, etc.
1)¿A qué qué crees que se deben los conflictos matrimoniales actuales?
No hay dos personas iguales ni dos matrimonios idénticos. Es arriesgado generalizar, no me veo capaz de ello. Hecha esta aclaración importante, me atrevo a señalar una causa de conflictos, no sólo matrimoniales, sino conflictos personales de todo tipo: la elevada exigencia que demandamos a los demás junto a la poca exigencia que nos demandamos a nosotros mismos. Es lo que dice Irina, la pequeña protagonista de TENGAMOS LA FIESTA EN PAZ, sobre sus padres: "a los dos les gusta mandar, pero no les gusta obedecer. A mí tampoco me gusta, pero me aguanto." Si todos fuéramos más comprensivos con las limitaciones ajenas, nos iría mejor en las familias y en toda la sociedad. Y si pusiéramos más empeño en servir que en ser servidos, también. La palabra "servicio" está desprestigiada, pero la realidad es que las personas serviciales son las que provocan paz y unidad en cualquier entorno. El egoísmo lo complica todo.
2) ¿Cómo crees que se puedan mejorar las relaciones matrimoniales en una sociedad de consumo como la actual?
La receta es válida hoy y siempre: la entrega personal, diaria, en las actividades cotidianas, sin esperar a oportunidades extraordinarias de dar la vida por el esposo o la esposa. Es algo que me gusta preguntar a las parejas de novios, antes de casarse: "¿tú te tirarías al río, para salvar a tu mujer que se está ahogando? ¿O atravesarías las llamas para rescatar a tu esposo? Suelen responder que sí... y entonces pregunto: ¿Y estás dispuesto a sacrificarte en algo menor, diario, sencillo, como cerrar tu boca a las quejas y a las críticas, escuchar mirando a los ojos, sin atender tu teléfono móvil ni el televisor, cocinar y poner la mesa, limpiar la casa, perdonar y pedir perdón, sonreír cuando estás cansado, pasar tiempo con tus suegros, renunciar al partido de fútbol, etc.? Porque la entrega en el matrimonio se manifiesta en estas cosas, no en grandes hazañas. Todo eso mejora las relaciones familiares, tal como vemos en la película TENGAMOS LA FIESTA EN PAZ.
3) ¿Porqué crees que los matrimonios actuales ya no duran como antes?
Porque tenemos alergia al sacrificio. Estamos dispuestos a amar, siempre y cuando no suponga sacrificio. Ese modelo de amor está condenado a fracasar, porque cualquier amor verdadero exige sacrificio, renuncia personal, entrega. Merece la pena amar, aunque duela. Así lo dice Jesús: "Quien pierda su vida, la encontrará. Y quien guarde su vida, la perderá." Agradecemos el sacrifico de Jesús en la Cruz, pero no estamos dispuestos a cargar con nuestras cruces. Protegemos tanto nuestra propia comodidad, nuestra parcela individual de satisfacción, que perdemos el sentido más hermoso de la vida: amar, es decir, entregarse a los demás, servir. Cuando apetece y cuando no apetece.
4)¿Qué podrías recomendarles a los jóvenes que han sufrido la ruptura del matrimonio de sus padres?
Hace unos días, en la premier de TENGAMOS LA FIESTA EN PAZ en Guadalajara (México), un joven de 20 años tomó el micrófono y dijo que la película le había ayudado a romper su pasividad ante las discusiones de sus padres. E invitó a los jóvenes a hablar con los padres, antes de que sea tarde. En cualquier caso, pase lo que pase, mi consejo es que los hijos sigan amando a sus padres toda la vida, sin juzgarles. Que les perdonen y que no se separen nunca de ellos. El amor incondicional de los hijos a sus padres cerrará, con el tiempo, todas las heridas del pasado. Que se alíen con Dios y fortalezcan su corazón herido con las armas espirituales que Jesús nos ofrece. Amar es una batalla espiritual, cada herida de amor debilita el espíritu, pero ese dolor no es el final del camino. Para curarse, no basta con saber una teoría bonita y verdadera. Hemos de tomar las medicinas espirituales adecuadas, sin confiar en nuestra buena voluntad. Jesús nos dice "Sin mí no podéis hacer nada." Y con Él... lo podemos todo. Es el Señor de los imposibles y su capacidad de obrar milagros no ha disminuido. Pongámosle a prueba, con confianza. Y veremos el milagro en nuestra propia familia, para dar luego esperanza a muchas otras familias. Que nadie pierda la esperanza.


