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Raíces cristianas

La primera carretera europea
Los pequeños reinos cristianos de la península ibérica favorecieron la ruta de peregrinación a Santiago, que se convirtió en el cordón umbilical con el resto de la Europa cristiana


Por: www.4buenasnoticias.com | Fuente: www.4buenasnoticias.com



Tras el descubrimiento del sepulcro del Apóstol Santiago en Santiago de Compostela a principios del siglo IX, el lugar se transforma en destino de peregrinación para millones de europeos. Los nobles y reyes de los pequeños reinos cristianos de la península ibérica favorecieron el desarrollo de la ruta de peregrinación, que se convirtió en el cordón umbilical con el resto de la Europa cristiana. La marea de peregrinos era tal, que algunos años superaban en número a la población de las principales ciudades del Camino.

A principios del siglo XI, Sancho el Mayor de Navarra y Alfonso VI de León deciden que el trazado del Camino discurra más al sur, cambiándolo al que se recorre actualmente, para reconquistar y repoblar la tierra de nadie que iba quedando entre los reinos cristianos y los musulmanes, estos últimos en pleno retroceso. El nuevo Camino, además de ruta de peregrinación, se convierte en torrente de cultura, arte, comercio y repobladores, que llegan de todo Europa. A partir del siglo XVI, las guerras de religión y el desinterés llevan al olvido a la ruta jacobea. Algunos años, los peregrinos se pueden contar con los dedos de las manos. A partir de los años setenta del siglo XX, comienza un resurgir del Camino, gracias a un nuevo interés de las administraciones, las visitas del Papa a Santiago en los años ochenta y el renovado esfuerzo de la Iglesia, el desarrollo de múltiples asociaciones y cofradías y la declaración de Patrimonio de la Humanidad. El año 2003 llegaron a Santiago más de setenta mil peregrinos de un centenar de países a pie, en bicicleta o a caballo.

Durante el año 2013 la Oficina de Peregrinaciones en Santiago ha extendido 215.880 "Compostelas", documento que acredita haber realizado los últimos 100 km a pie o 200 km en bicicleta o a caballo.
 

“Yo, Obispo de Roma y pastor de la Iglesia universal desde Santiago te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: vuelve a encontrarte, sé tu misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes. Reconstruye tu unidad espiritual en un clima lleno de respeto a las otras religiones y a las genuinas libertades”. Juan Pablo II, Santiago de Compostela, 1982.

 

 







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