Menu


Tus caminos no son mis caminos
Dios se va manifestando y actuando en nuestras vidas como un Padre.


Por: Marlene Yáñez Bittner | Fuente: Catholic.net



Entre el misterio de sus obras y palabras, Dios nos va revelando sus designios para cada uno de nosotros. De a poco y sin prisa, a su tiempo y ritmo, asegurando nuestros pasos por el camino de la paz.

Con bondad y misericordia, comprendiendo nuestras caídas y derrotas, es Dios quien abre y cierra puertas, quien cubre o despeja senderos, y quien despierta en nosotros el anhelo de su voluntad.

Pero nuestra fragilidad humana desata la impaciencia y a veces incomprensión. Pero, ¿cómo pensar lo que piensa Dios?

“Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos, oráculo de Yahvé” (Isaías 55,8)

Así, cuando creemos haberlo perdido todo, estar en bancarrota, viviendo en pobreza, quizás Dios nos esté preparando para llenarnos de maravillas y bendiciones porque sus tiempos no son nuestros tiempos.



Cuando pedimos en oración por aquello que creemos necesitar y no se nos ha dado aún, quizás Dios piense que sólo necesitamos quitarnos aquello que nos estorba y no darnos lo que pedimos; sus planes no son nuestros planes.

Pensamos que lo correcto es tomar una determinada decisión, pero Dios ha dispuesto las situaciones de modo tal, que debemos inclinarnos en la alternativa menos preciada, la más ilógica o la menos segura ante nuestros ojos, y es que sus pensamientos no son nuestros pensamientos.

“Yahveh, tú eres mi Dios, yo te ensalzo, alabo tu nombre, porque has hecho maravillas y planes de antemano que no fallan” (Isaías 25,1)

Dios se va manifestando y actuando en nuestras vidas como un Padre: amonestándonos, guiándonos, consolándonos. Con todo, nos enseña y educa, a su manera, con su pedagogía algo confusa, pero de sabiduría por excelencia y que nos lleva al bien supremo.

“Comprende, pues, que del mismo modo que un Padre educa a su hijo, así Yahvé te ha educado a ti” (Deuteronomio 8,5)



Confiemos en sus promesas que se cumplen día a día en nuestras vidas aunque no comprendamos del todo su voluntad. Quizás estemos confundidos y apresurados en nuestro caminar, pero permanezcamos pacientes y dóciles para obrar cumpliendo el plan perfecto que nos conduce a la felicidad.

“Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman: de aquellos que han sido llamados según su designio” (Romanos 8,28)







Compartir en Google+




Reportar anuncio inapropiado |