¿Hemos escuchado con atención? Son cuatro sentencias de Jesús que de un modo sencillo y práctico nos invitan a vivir una espiritualidad concreta, actual y viva. 

La primera nos exige satisfacer generosa y gratuitamente las necesidades más urgentes y apremiantes del prójimo. Y esto con una seguridad que nuestro pueblo ha resumido en una frase frecuentemente usada: “Dios te lo pagará”. 

Ciertamente el Señor paga con creces lo que nosotros ofrecemos con generosidad, aunque sea un vaso de agua. La segunda sentencia es condenatoria y de suma importancia porque denuncia el escándalo que se puede ocasionar a los más inocentes y pequeños.

Quizás la hemos olvidado y no tomamos en cuenta que la Iglesia debe tener un cuidado especial de quienes sufren en su debilidad especialmente los más desamparados. El escándalo más grave que se da hoy a los pequeños y humildes es la falta de compromiso y testimonio, el descuido de las víctimas y la incoherencia entre fe y compromiso.

La tercera sentencia nos previene contra las tentaciones y el engaño de uno mismo, hasta el grado de eliminar, “cortar”, todo aquello que produzca ocasión de pecado y peligro de exponer la condenación en la vida eterna.

Finalmente, en la cuarta sentencia Jesús afirma que todo discípulo de ser probado en el fuego purificador del dolor y de la prueba, pero que no deberá perder su sabor, “la sal” del entusiasmo apostólico y el compromiso serio de ser sembrador de paz.

Sentencias serias y muy actuales para cada uno de nosotros porque van a lo profundo del corazón y nos permiten examinarnos en nuestra vida diaria y en acciones muy concretas Son palabra que hoy nos propone Jesús ¿Qué le respondemos?