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El obispo, guía del pueblo de Dios
El obispo sirve, anima y educa.


Por: Pbro. Javier Sánchez Martínez | Fuente: Semanario Alégrate



La función ministerial del obispo se completa con la función de ser guía de la porción del pueblo de Dios que le ha sido confiada. La práctica de la Iglesia reconoce estas funciones en las dos figuras de las que los evangelios dan cuenta, y que se aplican a Jesús, la función de pastor y la función de siervo.

Así pues, la Iglesia enseña que los obispos rigen como vicarios y legados de Cristo, las Iglesias particulares que les han sido encomendadas, con sus consejos, con sus exhortaciones, con sus ejemplos, pero también con su autoridad y sacra potestad de la que usan únicamente para edificar a su grey en la verdad y en la santidad, teniendo en cuenta que el que es mayor ha de hacerse como el menor, y el que ocupa el primer puesto como el servidor (cfr. Lc 22, 26-27).

Como explicó san Juan Pablo II, el ministerio episcopal es más un servicio que un honor, por su caridad pastoral el obispo se convierte en un verdadero imitador de Cristo, pues la caridad del obispo no sólo se realiza en el ejercicio de sus acciones ministeriales, sino también en la donación de sí mismo, mostrando, de este modo, el perfecto amor de Cristo por su rebaño.

Por el oficio pastoral que le ha sido encomendado al obispo, le corresponde ser el presidente y ministro de la caridad en su Iglesia particular, edificando a su Iglesia mediante la palabra y la Eucaristía, así es como el obispo abre y recorre junto a su pueblo los caminos del evangelio de la caridad.

De este modo el obispo testimonia que las tristezas y las angustias de los hombres, sobre todo de los pobres, y de todos aquellos que sufren, son también las ansias de los discípulos de Cristo (cfr. GS, 1), indudablemente que, son distintas las pobrezas y que a aquellas antiguas se han añadido otros nuevas. En todas esas situaciones, el obispo ha de estar en primera línea solicitando nuevas formas de apostolado, frescas, novedosas, evangélicas.



El obispo sirve, anima y educa a estos compromisos solidarios y de cercanía en favor del hombre, renovando y encarnando cada día la antigua historia del samaritano, siendo esto ya una señal de esperanza para el mundo (cfr. Lineamenta X Asamblea Ordinaria del Sínodo de los obispos, El obispo servidor del evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo, 71).







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