Velen para que puedan escapar de lo que ha de suceder
Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net
Hoy se cierra el año litúrgico. Mañana es ya el primer domingo de Adviento y el inicio de una nueva etapa, un nuevo ciclo comenzando con la preparación al Nacimiento de Jesús. ¿Qué nos pide Jesús en este último día? En primer lugar, nos invita a estar alerta, no es un momento para quedarnos dormidos ni para actuar con indiferencia.
Ciertamente está respondiendo Jesús a la pregunta que los discípulos hacen sobre el último día. Alerta es la actitud de un verdadero discípulo que debe estar atento a los acontecimientos diarios y a sus propias acciones. Alerta es discernir lo que es bueno y lo que es malo. Alerta es mantenerse despiertos en todo momento.
Pero esta alerta la pone Jesús en dos aspectos muy importantes: Una prevención frente a las invitaciones del mal, expresamente dice: “Que los vicios, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente”. No podemos dejar que se nos nuble la mente con tantas preocupaciones y debemos centrar nuestra atención en lo que es más importante. Vicios y embriaguez, descuidos y falsas preocupaciones, nos pueden desviar de nuestro camino.
Alerta frente a todo lo que nos puede desviar. Pero también Jesús nos propone un camino positivo: “velen y hagan oración”. Velar, vigilar, no es una actitud pasiva, sino una actitud muy positiva que nos lleva a descubrir lo bueno y lo malo de lo que está aconteciendo.
Hacer oración, ponernos en la presencia de Dios, es mirar los acontecimientos con sus mismos ojos, ¿qué nos dice Dios de todas estas situaciones por las que estamos pasando? ¿A qué nos invitará? Y finalmente nos pone la meta: “comparecer seguros ante el Hijo del Hombre”. El día de la manifestación plena es el último día, pero marca la historia de todos los tiempos.
Toda nuestra historia está orientada hacia ese día y debe ser una permanente preparación para vivirlo con gran gozo. Cada día nos acercará a ese gran día y aunque no sabemos cuándo acontecerá, debemos estar preparados. Escuchar la palabra de Jesús, vivir en continua oración y practicar el amor solidario con los hermanos, son la mejor preparación. No angustias, pero sí alerta. Escuchemos hoy la voz de Jesús que nos dice fuertemente: “¡Alerta!”