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Den limosna y todo lo de ustedes quedará limpio
Meditación al Evangelio 12 de octubre de 2021 (audio)


Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net



Ya desde los tiempos de Jesús había entre algunas personas una concepción de Dios como tipo mercader: “Yo te doy tal o cual cosa y tú me tienes que dar algo a cambio” y extendían esta mentalidad a todas las actividades.

Creían que podían ser puros y buscaban las cosas externas para manifestarlo así. Por eso les causa escándalo el que Jesús “no hubiera cumplido con la ceremonia de lavarse las manos antes de comer”. Pero esto se quedaba en cosas meramente externas y por eso reciben el reproche de Jesús.

A Dios no se le puede manipular con unas ofertas y olvidarnos que todo lo que nos da, lo ofrece gratuitamente. Los fariseos, y quizás muchos de nosotros, se sentían con derecho a los beneficios de Dios, se los habían ganado a pulso. Pero Dios no es un mercader y no está dispuesto al intercambio de mercancías.

El Papa Francisco ha señalado certeramente esta grandeza de Dios que “primerea”, nos ama, sin merecerlo. Y nos advierte de lo peligroso que puede ser esa mentalidad errónea: “ya le hice un rosario, ahora me tiene que dar” o “ya le llevé su veladora, ahora me tiene que cumplir”.

Estos actos parecen más bien como amuletos o compraventa que un acto de amor. Y lo más triste y lo que más rechaza este día Jesús, es que al mismo tiempo que los fariseos buscan tener esa limpieza exterior, su corazón está lleno de robos y maldad. Los profetas fueron muy duros y exigentes con el pueblo de Israel: un sacrificio sólo tiene sentido si va acompañado de justicia y de amor al prójimo.



Ahora también tenemos que reflexionar y cuestionarnos sobre nuestra relación con Dios, si aceptamos su gran bondad y nos ponemos humildemente en sus manos, que Él haga conforme a su voluntad; si nuestras oraciones y actos externos van acompañados de justicia, de amor al prójimo, de respeto y caridad para los hermanos.

Al terminar la frase Jesús dice: “Den más bien limosna de lo que tienen y todo lo de ustedes quedará limpio”. Si se ama al hermano, si descubrimos en cada uno de ellos el rostro de Jesús, si lo tratamos como al mismo Jesús, entonces tendrán sentido todos nuestros actos. Que hoy podamos descubrir a este Jesús en medio de nosotros y no nos quedemos en exterioridades y apariencias.








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